HERMANDAD BINACIONAL Y PRAGMATISMO

Los cancilleres de Colombia y Venezuela, junto con los empresarios de ambos países, pusieron en marcha lo acordado por los presidentes Juan Manuel Santos y Hugo Chávez Frías de relanzar las relaciones binacionales en el marco del respeto, la solidaridad y la hermandad entre los pueblos, evitando la diplomacia de micrófonos.

De esta manera, se efectuó en Caracas, tal como se acordó en la cita de Santa Marta, el anunciado encuentro binacional en las áreas de economía (que abarca fundamentalmente el pago de la deuda por parte de Venezuela a empresarios colombianos), seguridad fronteriza, infraestructura, energía, turismo, producción alimentaria y transporte. Tanto los ministros de Exteriores, María Ángela Holguín, de Colombia, como Nicolás Maduro, de Venezuela, acordaron reunirse cada treinta días para dinamizar el relanzamiento en armonía de las nuevas relaciones.

Para Holguín, con la reunión en Caracas “se están dando los pasos en la dirección correcta, trabajando los distintos temas de manera profunda y detallada”. Para Maduro, “se va consolidando de manera segura lo que se han propuesto ambos países: tener relaciones sobre la base del respeto que permitan una cooperación estable”; y para el Presidente Chávez la agenda binacional se ha retomado con buena fe, con ganas de trabajar y con una “visión geopolítica” que puede incluir una salida venezolana hacia el Océano Atlántico.

Una vez más los enemigos de las buenas relaciones colombo-venezolanas se quedan con los crespos hechos. Los gobiernos de Bogotá y Caracas han entendido que manejándose con pragmatismo se pueden lograr grandes avances en distintos ámbitos, sobre todo en el comercial, transporte, turismo y seguridad; luego vendría la integración en otras áreas.

Pero hay que recordar, tener presente siempre, los dos modelos políticos imperantes en las dos naciones: un gobierno de centro-derecha en Colombia, que sigue teniendo como principal socio comercial al imperio estadounidense; y por otro lado, un gobierno de corte popular y de izquierda en Venezuela, que avanza en la construcción del Socialismo del Siglo XXI, de mayor justicia social e inclusión para el pueblo. Ambos gobiernos han tendido puentes para el diálogo y han hecho gestos para restablecer la confianza. Todos esperamos transitar siempre este camino sin espinas. O como cantaba el “Sonero Mayor”, Ismael Rivera, que “no haya piedras en el camino”.

Los colombianos saben que la balanza comercial se inclina favorablemente hacia ellos, como ha sucedido tradicionalmente desde principios del siglo veinte y lo que va del veintiuno, por lo tanto, entendieron la necesidad de dejar de lado la actitud impertinente de su expresidente Álvaro Uribe. En tal sentido, la cortina diplomática que han colocado muy hábilmente para relanzar las relaciones binacionacionales con el nuevo presidente en ejercicio de funciones, Juan Manuel Santos y su canciller María Ángela Holguín, es un acto que sin elevarse precipitadamente a los altares de la suprema nobleza, constituye una muestra inteligente de pragmatismo, sustentada en principios de armonía e histórica hermandad entre los dos países.