miércoles, 1 de septiembre de 2010

¡TIERRAS Y HOMBRES LIBRES!

... "No abandones la tierra compañero que la historia te lo agradecerá Tu machete y tu dignidad bajo el yugo nunca estarán si tu lucha es por pan trabajo y tierra"

Grupo Madera

El sector campesino en nuestro país, ha sido tradicionalmente marginado, maltratado y despojado de las tierras que por derecho y sudor se han ganado. Así, progresivamente se fue estimulando el abandono del campo y el consiguiente hacinamiento en Caracas y otras ciudades. Todo esto ha desencadenado la pobreza y la delincuencia, mientras unos pocos señores persistentes en el modelo feudal, se apoderaban de las tierras.

Hoy más que nunca, el grito de Ezequiel Zamora que titula este artículo, cobra vigencia. La llegada del Gobierno Revolucionario ha impulsado a los compañeros que continúan resistiendo en el campo, los que siguen viviendo bajo sistemas esclavistas y feudalistas, renovaron sus esperanzas y hoy éstas se ven reivindicadas.

En primer lugar, es aprobada en 2001 la Ley de Tierras y Desarrollo Agrario que entre otras cosas, reconoce los derechos de los hombres y mujeres que trabajan la tierra, plantea el desarrollo agrario a través la erradicación del latifundio y la tercerización. Lo peor para todos estos sectores acostumbrados a tener el poder, es lo señalado en el artículo 13 del referido marco legal, pues en el mismo se establece que..."La adjudicación de tierras, la garantía de permanencia, el rescate de tierras y la expropiación agraria contenidas en la presente Ley, deben procurar preferentemente el beneficio de los campesinos y campesinas que tengan la voluntad y la disposición para la producción agrícola"

Todo esto obviamente enfureció a quienes poco a poco se fueron adueñando del país, y mermaron su capacidad productiva, utilizando tierras tipo uno capaces de producir grandes cantidades de cosechas agrícolas, para poner a pastar su ganado, mientras se fomentaba la economía de puertos, se importaba todo lo que se podía producir aquí. ¡Que vergüenza!
Claro, estos sectores no se iban a quedar tranquilos ante esta ley que sobre todas las cosas, hace justicia social, así que apelaron a su vocación asesina: desde 2001 hasta la fecha a través del sicariato han sido asesinados más de 200 dirigentes campesinos en la lucha por la recuperación de las tierras que históricamente le pertenecen a la nación y constituyen un aval para reafirmar tanto la soberanía como la seguridad alimentaria de todos los venezolanos. En esta situación, a pesar de todos los avances alcanzados en la reivindicación de las luchas campesinas, la impunidad es un vicio que no se ha logrado erradicar. La muerte de estos camaradas no ha sido en vano, pero tampoco se ha hecho justicia.

Es necesario que los organismos competentes se dediquen a la resolución de este grave delito, pues durante el mes de junio fue aprobada una nueva reforma a esta revolucionaria Ley de Tierras, que profundiza en los derechos de los campesinos y la utilidad de los terrenos. Sabemos que esto es un logro en una lucha de más de 500 años, pero también sabemos que podría recrudecer la persecución a nuestros líderes agrarios. El marco legal debe ir acompañado de iniciativas judiciales que permitan su ejecución efectiva.

Hoy, cientos de miles de hectáreas que permanecieron ociosas en manos de señores feudales, están en plena productividad aportando alimentos al pueblo, es el ejemplo de los hatos El Cedral, Las Carolinas, Las Mariselas y La Marqueseña, convertidas ahora en unidades agroproductivas que generan empleos y productos alimenticios de calidad para todos los venezolanos.

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