lunes, 3 de enero de 2011

HILLARY CLINTON Y CHÁVEZ: MÁS QUE UNA SONRISA Y UNA FOTO

Año nuevo, relaciones bilaterales nuevas. Eso es lo que pudieran estar pensando varios altos funcionarios de los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos, luego de los últimos impasses generados por el rechazo de Caracas al nombramiento de Larry Palmer como embajador y de la expulsión del diplomático venezolano, Bernardo Álvarez, por parte de Washington, como medida de represalia.

En este 2011 que recién comienza, la asunción al poder de la nueva presidenta de Brasil, Dilma Roussef, vino como anillo al dedo para que se consiguieran frente a frente, hablaran y hasta sonrieran con foto incluida, el presidente Hugo Chávez y la Secretaria de Estado, Hillary Clinton. Se trató de un encuentro breve pero cordial, según explicó nuestro jefe de Estado a la prensa, y recordó que él quisiera “ser amigo” de su par estadounidense, Barack Obama.

Como es de dominio público, Venezuela negó el plácet a Larry Palmer por declarar que nuestra democracia “estaba en riesgo”, por “la baja moral” que (según el diplomático) tiene la Fuerza Armada Nacional Bolivariana, por la supuesta presencia de guerrilleros colombianos en nuestro territorio y porque expresó que su intención era aumentar el respaldo y financiamiento a grupos del oposicionismo. Meses después, según ha trascendido, la actuación de Palmer fue una jugarreta de los halcones republicanos que dominan la Comisión de Política Exterior del Senado estadounidense para crear nuevas fricciones con el gobierno de Chávez.

Los demócratas, que tanto con Obama como con el expresidente Bill Clinton han mantenido la prudente y estratégica posición de “wait and see” (esperar y ver), pudieran dar un paso adelante para distender las relaciones y, pese a las diferencias ideológicas y forma de gobernar, pudieran jugar al pragmatismo puro como lo han hecho con el propio Chávez y el mandatario colombiano, Juan Manuel Santos, sin problemas hasta ahora, evitando en todo momento la dañina “diplomacia de micrófonos”.

En este sentido, Roy Chaderton Matos, ex Canciller, ex embajador, conocedor de la diplomacia internacional, hombre prudente, comedido y ahora diputado electo al Parlamento Latinoamericano (tomará posesión de su cargo este miércoles 5 de enero), deslizó que Miraflores analizará nuevamente el caso Palmer en aras de buscar un acercamiento con Washington. Hay que recordar que, pese a las retóricas de los mandatarios de ambos países, Venezuela sigue siendo un proveedor de crudo confiable y seguro para Estados Unidos, en tanto ese país es nuestro principal cliente. Es como un matrimonio obligado o por conveniencia.

Seguro en el fugaz encuentro que sostuvieron en Brasilia, entre sonrisas, apretón de manos, flashes de cámaras y presencia de los presidentes de Colombia y de Chile, Juan Manuel Santos y Sebastián Piñera, respectivamente, Chávez y Hillary Clinton tocaron este asunto y posiblemente se comprometieron a tratarlo con cabeza fría en las más altas esferas del poder. Sin duda alguna, el 2011 es un año en el que Venezuela buscará consolidar sus relaciones internacionales y buscará tener a Washington, si no a nuestro lado, por lo menos en una posición neutral, cosa que ya es de un gran avance.

Venezuela y Estados Unidos son los dos grandes polos políticos y económicos de América y sobre ellos giran los demás países, hasta Brasil, considerado el gigante amazónico y la octava economía del planeta. Si las relaciones llegaran a buen camino, quizá escucharemos a Barack Obama decir, como expresó Santos en Colombia, que “Chávez is my new best friend” (Chávez es mi nuevo mejor amigo). Veremos.

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