La oposición venezolana sigue evidenciando que desprecia a las instituciones, aunque a la vista de algunos compatriotas y de organismos internacionales se quiera vestir con un ropaje democrático y de apego al estado de derecho. Luego de ausentarse por un lustro del foro parlamentario, retirándose de las elecciones legislativas de 2005 para jugar a una eventual intervención extranjera entre las múltiples opciones de desestabilización del país en el 2010, decidió presentarse a las del 2010 y obtuvo más de 60 diputados, algunos de los cuales habían estado incursos en hechos de corrupción, cierre de canales estatales, en el golpe de estado de 2002 y hasta en asesinatos.
La oposición aglutinada en la variopinta Mesa de la Ultra Derecha (MUD, heredera de la tristemente célebre Conspiradora Antidemocrática, con la que promovieron sabotajes, guarimbas, paros y asonadas golpistas con el apoyo mediático privado), no ha cesado en su afán de hacerse del poder por la vía violenta; léase, no electoral ni institucional. Las fuerzas adversas al Gobierno Bolivariano siguen haciendo lobby en Washington para forzar la salida abrupta del Presidente Hugo Chávez, con magnicidio incluido, quizá por aquél refrán popular que reza “muerto el perro, se acabó la rabia”, o lo que es lo mismo decir, sin Chávez no habrá proceso revolucionario.
La ultra derecha burguesa y antipatriótica mueve sus tentáculos en España, Perú, Chile y Estados Unidos (se les acabó el pan de piquito en Colombia) para hacer ver que en Venezuela se vive una situación de caos y de restricción de libertades y que el pueblo en las calles reclama que Chávez se vaya. Tratan de vender la imagen de lo que ocurre en el hoy convulsionado mundo político árabe, con las revueltas en Túnez, Egipto, Libia y otras naciones ricas en petróleo.
Dirigentes de esa Mesa de Ultra Derecha, con el diputado adeco William Dávila Barrios (ex gobernador de Mérida) a la cabeza, se reunieron en Miami con la crema y nata de la cúpula anticastrista para promover que nuestro país sea incluido en la lista de naciones que promueven y apoyan el terrorismo y el narcotráfico. Esto con la finalidad de que el gobierno de Barack Obama coloque a Venezuela en su lista negra y otorgue más financiamiento a grupos opositores para acciones violentas, entre las cuales se considera el golpe de Estado.
Entre las “prominentes figuras” que se reunieron con los opositores criollos se encontraban el dirigente anticastrista Díaz Balart y la Congresswoman lleana Ros-Lehtinen, quienes han promovido el perdón para los verdaderos terroristas Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, acusados por la voladura de la aeronave de Cubana de Aviación en 1973, en la que fallecieron 73 personas, y por otros hechos delictivos que tienen que ver con secuestros, asesinatos e intentos de homicidio en Estados Unidos, España, el Caribe y en Suramérica.
Cabe recordar que la señora Ileana Ros-Lehtinen, aparte de ser la férrea defensora del ex agente de la CIA, Posada Carriles, abogó por la legalización del secuestro mayamero del balserito cubano Elián González, a finales de la década de los 90; defendió a capa y espada la guerra en Irak y la muerte de Saddam Hussein; ha pedido a la Casa Blanca que bombardee Cuba y hasta que se revisen los vuelos entre Caracas y Teherán “para ver si se mueven elementos terroristas”. Con estas joyas se vienen reuniendo los flamantes dirigentes de la oposición criolla y su intención banal es respaldar al congresista Connie Mack en su pedido de incluir a Venezuela en la lista de países terroristas.
Hay que recordar que esta reunión ocurre en el contexto de la llamada huelga de hambre que hicieron jóvenes derechistas, financiados por el exterior y agrupados en la denominada Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU, “manitos blancas”) y de la estrategia de la MUD para lanzar precandidatos presidenciales (potenciales “Frijolitos”).
También sucede en el marco de la gira internacional que realiza el “neocachorro del imperio”, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, quien ha declarado seguida y constantemente en contra del gobierno venezolano; y de la reunión cuasi secreta entre los ex presidentes de Estados Unidos, George Bush padre e hijo, con Álvaro Uribe, José María Aznar y el golpista Pedro Carmona Estanga, en República Dominicana. Sobre la participación de éste último, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, declaró que no permitirá que se inmiscuya en acciones que deterioren la relanzada relación bilateral con Venezuela; pues, caso contrario, se expone a ser expulsado de la vecina nación, donde está asilado cobardemente para no rendir cuentas ante la justicia venezolana por su activa participación en el golpe de Estado del 11 de Abril de 2002.
Se trata, pues, de acciones planificadas y concatenadas que forman parte de una serie de escaladas y agresiones contra nuestra revolución y nuestro sistema democrático. El pueblo venezolano ya no es tan pendejo como antes y se mantiene alerta para hacer frente a cualquier alteración del hilo constitucional que pueda arrebatarle sus conquistas en estos 12 años. Con la espada de Bolívar, el Padre Libertador, en alto, tal como ocurrió el glorioso 13 de Abril de 2002, volveremos a gritar: ¡Venceremos!
La ultra derecha burguesa y antipatriótica mueve sus tentáculos en España, Perú, Chile y Estados Unidos (se les acabó el pan de piquito en Colombia) para hacer ver que en Venezuela se vive una situación de caos y de restricción de libertades y que el pueblo en las calles reclama que Chávez se vaya. Tratan de vender la imagen de lo que ocurre en el hoy convulsionado mundo político árabe, con las revueltas en Túnez, Egipto, Libia y otras naciones ricas en petróleo.
Dirigentes de esa Mesa de Ultra Derecha, con el diputado adeco William Dávila Barrios (ex gobernador de Mérida) a la cabeza, se reunieron en Miami con la crema y nata de la cúpula anticastrista para promover que nuestro país sea incluido en la lista de naciones que promueven y apoyan el terrorismo y el narcotráfico. Esto con la finalidad de que el gobierno de Barack Obama coloque a Venezuela en su lista negra y otorgue más financiamiento a grupos opositores para acciones violentas, entre las cuales se considera el golpe de Estado.
Entre las “prominentes figuras” que se reunieron con los opositores criollos se encontraban el dirigente anticastrista Díaz Balart y la Congresswoman lleana Ros-Lehtinen, quienes han promovido el perdón para los verdaderos terroristas Luis Posada Carriles y Orlando Bosch, acusados por la voladura de la aeronave de Cubana de Aviación en 1973, en la que fallecieron 73 personas, y por otros hechos delictivos que tienen que ver con secuestros, asesinatos e intentos de homicidio en Estados Unidos, España, el Caribe y en Suramérica.
Cabe recordar que la señora Ileana Ros-Lehtinen, aparte de ser la férrea defensora del ex agente de la CIA, Posada Carriles, abogó por la legalización del secuestro mayamero del balserito cubano Elián González, a finales de la década de los 90; defendió a capa y espada la guerra en Irak y la muerte de Saddam Hussein; ha pedido a la Casa Blanca que bombardee Cuba y hasta que se revisen los vuelos entre Caracas y Teherán “para ver si se mueven elementos terroristas”. Con estas joyas se vienen reuniendo los flamantes dirigentes de la oposición criolla y su intención banal es respaldar al congresista Connie Mack en su pedido de incluir a Venezuela en la lista de países terroristas.
Hay que recordar que esta reunión ocurre en el contexto de la llamada huelga de hambre que hicieron jóvenes derechistas, financiados por el exterior y agrupados en la denominada Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU, “manitos blancas”) y de la estrategia de la MUD para lanzar precandidatos presidenciales (potenciales “Frijolitos”).
También sucede en el marco de la gira internacional que realiza el “neocachorro del imperio”, el presidente de Chile, Sebastián Piñera, quien ha declarado seguida y constantemente en contra del gobierno venezolano; y de la reunión cuasi secreta entre los ex presidentes de Estados Unidos, George Bush padre e hijo, con Álvaro Uribe, José María Aznar y el golpista Pedro Carmona Estanga, en República Dominicana. Sobre la participación de éste último, el presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, declaró que no permitirá que se inmiscuya en acciones que deterioren la relanzada relación bilateral con Venezuela; pues, caso contrario, se expone a ser expulsado de la vecina nación, donde está asilado cobardemente para no rendir cuentas ante la justicia venezolana por su activa participación en el golpe de Estado del 11 de Abril de 2002.
Se trata, pues, de acciones planificadas y concatenadas que forman parte de una serie de escaladas y agresiones contra nuestra revolución y nuestro sistema democrático. El pueblo venezolano ya no es tan pendejo como antes y se mantiene alerta para hacer frente a cualquier alteración del hilo constitucional que pueda arrebatarle sus conquistas en estos 12 años. Con la espada de Bolívar, el Padre Libertador, en alto, tal como ocurrió el glorioso 13 de Abril de 2002, volveremos a gritar: ¡Venceremos!
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