Estados Unidos insiste en designar a Larry Palmer como su embajador en nuestro país, pero el diplomático no cuenta con el beneplácito del Gobierno Bolivariano por las declaraciones que meses atrás emitió al señalar que la democracia venezolana estaba en riesgo.
Según Palmer, nuestras Fuerzas Armadas tienen una baja moral y los nombramientos que en ella se hacen tendrían orientaciones políticas. No contento con eso, se puso a decir que Venezuela permitiría la presencia de guerrilleros de las FARC en su territorio, que los servicios de inteligencia cubanos estaban metidos de los pies a la cabeza en distintos sectores de nuestra sociedad y que su principal intención como embajador era aumentar el financiamiento y el acercamiento de Washington a grupos y organizaciones de la oposición.
Sin duda alguna que Palmer quiere venir a Caracas para fomentar un clima de violencia, similar a los tiempos en los que Charles Shapiro estuvo de Embajador, que fue cuando ocurrió todo el desastre político y económico para Venezuela con el golpe de Estado, el sabotaje petrolero, las guarimbas y el paro general de los empresarios privados alineados, algunos, con los sectores antinacionalistas.
Palmer es un provocador y así lo ha entendido el Presidente Hugo Chávez, quien vetó su nominación y eventual designación. El gobierno de Barack Obama insiste en que Palmer sea su diplomático en nuestro país pero, por decisión soberana, no puede ejercer como tal, de acuerdo a los convenios internacionales y la Convención de Viena.
Hay que recordarle a este señor y a los halcones del Departamento de Estado que el Convenio de Viena sobre Relaciones Diplomáticas prohíbe la intervención en asuntos internos por parte de los diplomáticos extranjeros en los países anfitriones. Sus declaraciones fueron realizadas en una clara violación de este principio internacional.
El Gobierno Bolivariano considera que las declaraciones de Palmer constituyen un serio precedente de injerencia e intervencionismo para alguien que ni siquiera ha estado en el territorio venezolano, razón por la cual él mismo se inhabilitó. Los gringos, como siempre en una actitud arrogante y por intermedio de Arturo Valenzuela, sub Secretario de Estado para América Latina, ratificaron que Palmer vendrá próximamente pero Chávez recalcó que apenas pise Maiquetía será devuelto a su país.
El rechazo de nuestro Gobierno también fue expresado por un comunicado de la Cancillería que especificó que “las recientes declaraciones de voceros del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre Venezuela ratifican la línea histórica de intervencionismo y agresión contra el pueblo venezolano, sus instituciones y su democracia (pues) es bien conocido cómo Palmer quebrantó las reglas básicas de respeto al país que lo iba a recibir, agrediendo groseramente a las instituciones fundamentales de la Venezuela bolivariana y haciéndose indigno de las funciones que se destinaba a desempeñar”.
No queda ninguna duda de que estamos en presencia de un nuevo capítulo que tensará las relaciones entre Caracas y Washington, porque el Gobierno de Obama pareciera estar diciendo que no tiene otro candidato y que, por si las dudas, tampoco lo va buscar. Larry Palmer, quien también fue Embajador en Honduras, vendría con instrucciones muy claras y precisas: su meta es la desestabilización y preparar el terreno para una posible intervención gringa en nuestra patria soberana.
Toda esta situación ocurre, además, apenas a días de que la oposición burguesa e imperialista asuma sus curules en la Asamblea Nacional y en el año crucial que antecede a las elecciones presidenciales de 2012, cuando nuevamente la Revolución Bolivariana se juega su permanencia y su futuro, no sólo en nuestro país, sino en los países con gobiernos progresistas.
No hay que dejarse envolver, 2011 es el año crucial para consolidar el modelo socialista y avanzar hacia la gran victoria popular de un pueblo que está enarbolando las banderas de la dignidad, la independencia y soberanía.
Sin duda alguna que Palmer quiere venir a Caracas para fomentar un clima de violencia, similar a los tiempos en los que Charles Shapiro estuvo de Embajador, que fue cuando ocurrió todo el desastre político y económico para Venezuela con el golpe de Estado, el sabotaje petrolero, las guarimbas y el paro general de los empresarios privados alineados, algunos, con los sectores antinacionalistas.
Palmer es un provocador y así lo ha entendido el Presidente Hugo Chávez, quien vetó su nominación y eventual designación. El gobierno de Barack Obama insiste en que Palmer sea su diplomático en nuestro país pero, por decisión soberana, no puede ejercer como tal, de acuerdo a los convenios internacionales y la Convención de Viena.
Hay que recordarle a este señor y a los halcones del Departamento de Estado que el Convenio de Viena sobre Relaciones Diplomáticas prohíbe la intervención en asuntos internos por parte de los diplomáticos extranjeros en los países anfitriones. Sus declaraciones fueron realizadas en una clara violación de este principio internacional.
El Gobierno Bolivariano considera que las declaraciones de Palmer constituyen un serio precedente de injerencia e intervencionismo para alguien que ni siquiera ha estado en el territorio venezolano, razón por la cual él mismo se inhabilitó. Los gringos, como siempre en una actitud arrogante y por intermedio de Arturo Valenzuela, sub Secretario de Estado para América Latina, ratificaron que Palmer vendrá próximamente pero Chávez recalcó que apenas pise Maiquetía será devuelto a su país.
El rechazo de nuestro Gobierno también fue expresado por un comunicado de la Cancillería que especificó que “las recientes declaraciones de voceros del Departamento de Estado de los Estados Unidos sobre Venezuela ratifican la línea histórica de intervencionismo y agresión contra el pueblo venezolano, sus instituciones y su democracia (pues) es bien conocido cómo Palmer quebrantó las reglas básicas de respeto al país que lo iba a recibir, agrediendo groseramente a las instituciones fundamentales de la Venezuela bolivariana y haciéndose indigno de las funciones que se destinaba a desempeñar”.
No queda ninguna duda de que estamos en presencia de un nuevo capítulo que tensará las relaciones entre Caracas y Washington, porque el Gobierno de Obama pareciera estar diciendo que no tiene otro candidato y que, por si las dudas, tampoco lo va buscar. Larry Palmer, quien también fue Embajador en Honduras, vendría con instrucciones muy claras y precisas: su meta es la desestabilización y preparar el terreno para una posible intervención gringa en nuestra patria soberana.
Toda esta situación ocurre, además, apenas a días de que la oposición burguesa e imperialista asuma sus curules en la Asamblea Nacional y en el año crucial que antecede a las elecciones presidenciales de 2012, cuando nuevamente la Revolución Bolivariana se juega su permanencia y su futuro, no sólo en nuestro país, sino en los países con gobiernos progresistas.
No hay que dejarse envolver, 2011 es el año crucial para consolidar el modelo socialista y avanzar hacia la gran victoria popular de un pueblo que está enarbolando las banderas de la dignidad, la independencia y soberanía.
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