viernes, 10 de diciembre de 2010

LA IGLESIA CATÓLICA DE ESPALDAS ANTE LOS DAMNIFICADOS

“Dile que Dios
no se arrecha

Que él está contento
con Revolución.

Busca al cura
de parroquia

No busques
al Cardenal”

Alí Primera
Cantor del Pueblo Venezolano

Una vez más la jerarquía de la Iglesia Católica Venezolana vuelve a estar de espaldas ante la mayoría del país, el pueblo pobre y necesitado que sufre los embates de las lluvias, deslaves e inundaciones, producto del fenómeno climatológico “La Niña”.

Como es su costumbre, los mandamases de la Conferencia Episcopal Venezolana, encabezados por el Cardenal Jorge Urosa Savino, han lanzado su desprecio contra la gente humilde que ha perdido su vivienda y que, preventivamente, el Gobierno Nacional ha trasladado a refugios y albergues con tres objetivos: salvaguardarles su vida, otorgarles una vivienda digna en una zona segura y evitar que regresen a habitar áreas de alto riesgo.

Ante la emergencia decretada en varios estados del país, al Cardenal Urosa Savino no le quedó otra que dar la tristemente célebre declaración de que los espacios de la Iglesia Católica no pueden servir para dar auxilio a quien lo necesite y que “a menos que se esté presentando una emergencia muy grave” pueden prestarse sus instalaciones para atender a los damnificados.

Según “Su Eminencia”, “hay que esperar a ver qué pasa”. A todo esto nos preguntamos: ¿Qué quiso decir el Cardenal? ¿Espera o quiere que haya un considerable número de personas muertas para actuar?.

Urosa Savino, con esta posición, contradice el sagrado mandamiento de “ayudar al prójimo”, pero antes corrió a ayudar y cobijar al delincuente y prófugo de la justicia, Nixon Moreno, quien debe responder por el presunto delito de abuso sexual contra una dama, funcionaria de la Policía del estado Mérida.

El clero venezolano se niega a extender su mano a un gobierno que ha ayudado a los pobres y los ha dignificado. ¡Claro, la Iglesia Católica de nuestro país es un actor político de oposición que defiende los intereses de la burguesía, de los apátridas, del imperialismo y de la derecha!. ¿Ayudar a los pata en el suelo?. ¡Por favor, no!, exclamarían asombrados muchos jerarcas eclesiásticos criollos.

Mientras el Presidente Hugo Chávez recorre personalmente las áreas afectadas para asumir la atención al pueblo, la Conferencia Episcopal, como hizo Poncio Pilatos, se lava las manos y ve las conquistas sociales de la población como un atentado contra la empresa privada. Ya lo hizo en el pasado reciente, al llenarse de júbilo cuando por pocas horas tuvo éxito el golpe de Estado el 11 de Abril de 2002 y, a su vez, respaldó al empresario y también prófugo Pedro Carmona Estanga, como presidente ilegítimo del país.

Ésta es la jerarquía de la Iglesia Católica Venezolana, la que no presta las instalaciones de la Hacienda Montalbán, en Caracas, donde pudieran ser atendidas muchas familias damnificadas pero defiende a delincuentes y apoya salidas antidemocráticas que acaben con la Revolución que tanto ellos odian y que no comprenden en su esencia cristiana y socialista de socorrer a los más necesitados.

Bien lo señaló Jesús de Nazareth, en la séptima de las llamadas siete palabras, que habría dicho clavado en la cruz, al cuestionar el comportamiento de quienes lo crucificaban injusta e indolentemente: “Padre, perdónalos, que no saben lo que hacen”. (Lucas 23,24)

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