lunes, 10 de enero de 2011

EL INSULSO DE INSULZA

Una nueva intromisión en los asuntos internos de Venezuela hizo el ministro de colonias del imperio estadounidense, José Miguel Insulza, al criticar el otorgamiento de una Ley Habilitante al Presidente Hugo Chávez, un acto realizado en ejercicio pleno de nuestra soberanía por parte de la Asamblea Nacional el pasado mes de diciembre.

Nuestro pueblo está clarito: El mandatario pidió tal habilitación para legislar y buscar prontas soluciones al drama de miles de venezolanos que perdieron sus viviendas como consecuencias de las copiosas lluvias, deslaves e inundaciones que afectaron gran parte del territorio nacional y a sabiendas de que la oposición, una vez en el parlamento, vendría con el objetivo expreso de ponerle trabas para sabotear su exitosa gestión.

Chávez, consciente de que el pueblo aceptó su propuesta de ir a refugios temporales como forma de la preservación de sus vidas, está haciendo todo lo humanamente posible por proveer de viviendas dignas en zonas estables a muchos compatriotas en un corto y mediano plazo que, en el peor de los escenarios, no debería pasar de año y medio.

El Gobierno Bolivariano y Socialista busca respuestas tanto rápidas como efectivas, esto es lo que no entienden (o se hacen los locos para entender) los voceros del Departamento de Estado de EEUU y su “cachorro imperial”, José Miguel Insulza, Secretario General del cascarón vació ese que todavía se llama Organización de Estados Americanos (OEA), ente que más pronto que tarde tiene su lápida segura, pues este año se espera que nazca en Caracas una organización de estados iberoamericanos sin la presencia de Estados Unidos ni Canadá.

El insulso de Insulza, desconociendo la realidad venezolana, se atrevió a decir que la Ley Habilitante otorgada al Presidente Chávez “es completamente contraria” a la Carta Democrática Interamericana del foro hemisférico, del cual nuestro país es signatario, y hasta tuvo el tupé de afirmar que si alguna nación lo solicita, este tema, que es exclusiva potestad venezolana, sería tratado en el seno de la OEA (en Washington, capital del imperio, por supuesto), para ver si sancionan a Venezuela.

Es obvio destacar que el insulso de Insulza juega también a la intervención o aislamiento de nuestra patria en el contexto continental y mundial, para unirse al coro de voces del Secretario Adjunto de EEUU para Latinoamérica, Arturo Valenzuela y al portavoz del Departamento de Estado, Phillip Crowley. Ambos funcionarios de la administración Obama, en la llamada “guerra suave”, han deslizado que trabajarán para incluir a Venezuela en una lista de países que no colaboran en la lucha antiterrorista e insisten en la designación de Larry Palmer como embajador en Caracas, pese a sus cuestionadas afirmaciones, además del rechazo y el veto contundente que causaron en Miraflores.

A Insulza se le olvidó cómo llegó a ese cargo. Vamos a recordárselo: En 2005, él buscó el apoyo de Chávez, como líder de la región suramericana y caribeña, pues el mandatario venezolano es la voz de los pueblos que no tienen voz. Chávez, con su natural liderazgo, tiene muchos gobiernos amigos suyos y consideró, en aquél momento, que el chileno era una opción alternativa a la desastrosa gestión del tristemente célebre ex Secretario General de la OEA, el colombiano César Gaviria.

La elección del órgano continental fue una real demostración de fuerza entre Chávez y el imperio norteamericano, comandado por esos días por George W. Bush, que primero apoyó al expresidente salvadoreño, Francisco Flores, y luego lo hizo a un lado para respaldar al ex canciller mexicano, Luis Ernesto Dérbez. Como Bush intuyó la aplastante derrota que sufriría en la elección del Secretario de la OEA, que se prolongó por dos o tres días, no le quedó otro remedio que plegarse al consenso de Insulza, consenso que auspició Chávez.

Este hecho quedó registrado, incluso, en la biografía que la página web Wikipedia hace de José Miguel Insulza: “La candidatura chilena debió enfrentar el rechazo implícito de Estados Unidos, algo que era bastante importante pues ninguno de los anteriores Secretarios Generales habían sido electos sin el apoyo del Gobierno estadounidense. Esto fue un arma de doble filo, pues votar por Insulza significaba, de cierta forma, rebelarse contra Estados Unidos, lo que podría traer algunas consecuencias a varios de los países electores; pero a la vez, representaba la oportunidad para reformar a la OEA y demostrar que Estados Unidos no gobernaba a América Latina” (Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Jose_Miguel_Insulza).

Así el insulso de Insulza llegó a la OEA, con el apoyo del jefe de Estado venezolano. Su comportamiento ahora es diametralmente opuesto: antes era rechazado por Washington y ahora (qué cosas, ¿no?) lame la bota de sus amos imperiales.

Es que definitivamente a este señor hay que tratarlo como señaló el Presidente Chávez: “Le voy a responder como diría el célebre comediante mexicano Mario Moreno “Cantinflas”: Yo a usted ni lo ignoro”. Al insulso de Insulza hay que aplicarle la máxima del refranero popular : “a palabras necias, oídos sordos”.

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