jueves, 17 de marzo de 2011

MANITOS BLANCAS QUIEREN MATAR AL TIGRE Y LE TIENEN MIEDO AL CUERO

La oposición está arremetiendo nuevamente contra el Gobierno Bolivariano y para ello se está valiendo de la generación del futuro, los estudiantes, que son utilizados como carne de cañón para sus más viles propósitos. En esta oportunidad, y bajo la banal excusa de la falta de presupuesto de las universidades nacionales autónomas, jóvenes de distintas casas de estudio del país mantienen una huelga de hambre, arriesgando su vida por una causa que, para ellos, no está del todo clara.

Alumnos de educación superior, agrupados en la derechista y desestabilizadora Juventud Activa Venezuela Unida (JAVU), popularmente conocida como los “manitos blancas”, y que recibe financiamiento directo del Departamento de Estado de Estados Unidos, han decidido llamar la atención nacional e internacional con su supuesto ayuno, pero lo que verdaderamente se esconde detrás de esta forzada protesta es la defensa y solicitud de liberación de políticos procesados por distintos delitos, entre los que se cuenta corrupción y homicidio. También estos opositores estudiantes, defensores a ultranza de la oligarquía criolla, desean malponer a la administración del Presidente Hugo Chávez en el exterior, para que el mundo se imagine que acá en Venezuela el Gobierno es indolente con el dolor de los huelguistas y que no se respetan los derechos humanos.

Ese es el juego macabro que está montado y que cuenta con el respaldo de Washington, España, Perú, Chile y El Salvador, principalmente, amén de los sempiternos medios de tergiversación, como periódicos, radios, televisoras y páginas web, controladas por excelsos representantes de la burguesía. Ya en su primera huelga, los opositores estudiantes chantajearon al Gobierno y lograron la liberación de políticos procesados por la presunta comisión de varios delitos, pero en esta ocasión su objetivo es restarle legitimidad a las autoridades legítimamente electas en elecciones universales, secretas y directas y avaladas en todo el mundo por países y organismos reconocidos.

Por todas estas diáfanas razones, la dirigencia estudiantil de oposición, que responde a los mandatos de la Mesa de la Ultra Derecha (MUD) y de la élite de docentes agrupada en la Federación de Asociaciones de Profesores Universitarios de Venezuela (FAPUV), no ha querido sincerar su posición ante el país en general y evita la confrontación de ideas con los estudiantes bolivarianos. Esa pseudo dirigencia de la Federación de Centros Universitarios (FCU) quedó muy mal parada al esquivar un debate televisado en cadena nacional, en la que cada parte tendría nueve voceros con igual tiempo para expresar sus ideas ante la opinión pública nacional. Es lo que se conoce en el refrán criollo de “querer matar al tigre y tenerle miedo al cuero”.

Al rehusar un mano a mano, un cara a cara, como se dice popularmente, o un “face to face”, como dijo aquélla célebre y filosófica miss, con los estudiantes que defienden el proceso de cambios pacífico y democrático, los “manitos blancas” no tienen ya que ocultar sus oscuros propósitos. Es mentira todo lo que pregonan en sus medios de tergiversación de que luchan por la autonomía universitaria y un presupuesto justo, pues el Gobierno Nacional, a través del Ministerio de Educación Universitaria, ha girado los recursos para que cada universidad cumpla con sus objetivos de docencia, investigación y extensión. Además, la autonomía de las universidades públicas no ha estado comprometida jamás, pues el Ejecutivo ha sido respetuoso con lo que decide cada alma máter.

Otra razón es que la Ley de Universidades, tal cual como estaba concebida, fue vetada por el Presidente Chávez, en un gesto de buena voluntad, y dejó que fuera la propia comunidad universitaria (estudiantes, docentes y trabajadores) la que abriera un foro de ideas para llegar a un consenso sobre reformas en el sector. Lo que ha pasado realmente es que estas universidades públicas nacionales autónomas fueron secuestradas por la burguesía que tiene a sus hijos estudiando en ellas y que tiene mecanismos clasistas de selección, en los que ni siquiera el CNU ya tiene injerencia. Esos son los verdaderos motivos por los cuales los “manitos blancas” salen corriendo y no quieren debatir con los estudiantes progresistas. No obstante, tal cual reza el lema de la magnánima Universidad Central de Venezuela, esperamos que pronto, por el bien del país, y por la formación de la próxima generación de ciudadanos, las universidades sean casas que venzan las sombras.

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