La democracia participativa y protagónica es un concepto que se viene manejando en Venezuela desde 1999, año en el que Hugo Chávez asumió la Presidencia de la República para darle más poder al pueblo. Ese año, con motivo de la aprobación de la nueva Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, se estableció que los diputados a la Asamblea Nacional (órgano legislativo que sustituiría al vetusto Congreso Nacional) debían ser elegidos, en una gran mayoría, a través de un sistema uninominal; es decir, que los electores conocieran a sus representantes.
Antes de este avance, los parlamentarios eran elegidos a través de un sistema cerrado de listas que los partidos políticos manejaban a discreción para que el pueblo no supiera quienes estaban candidateados para ocupar la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores (eliminada con la aprobación de la nueva carta magna). Esta treta cuartorrepublicana se fraguaba mediante la tarjeta pequeña de cada organización en las elecciones generales, mientras que la tarjeta grande era dirigida a captar el voto presidencial, toda vez que los comicios se realizaban en forma conjunta.
Una vez efectuado el proceso electoral, los partidos calculaban su perversa cuota de poder, es decir, el porcentaje de votos obtenidos por su tarjeta pequeña (la que daba opción de conformar el Congreso). Entonces, mediante las listas que sólo ellos conocían, decidían quiénes iban a ocupar curules como diputados y senadores. Todos provenían de sus conciábulos de negocios y poder y de los medios de comunicación (llamados antes el Cuarto Poder, pues eran 3: el Ejecutivo, Legislativo y Judicial). Casi nadie del pueblo o de las comunidades organizadas tenía derecho a optar a un escaño en el Congreso. Es más, ese pueblo llano, el de a pie, no tenía contacto con lo que serían sus representantes parlamentarios, pues éstos se volvían inalcanzables para la clase popular. Era una especie de barrera difícil de traspasar.
Ya con el Presidente Chávez al frente del Gobierno Bolivariano y con el nuevo marco legal vigente, se estableció el voto uninominal para todos los cargos de elección popular, de modo que el ciudadano estuviera consciente por quien iba a votar y a quien iba a elevar sus peticiones, sugerencias y reclamos. Se empezó a hablar, pues, de una nueva modalidad de hacer política y gobierno: la Democracia Participativa y Protagónica. Se afirma que es participativa porque el pueblo mismo participa de las grandes decisiones que se tomen a favor de la República y protagónica porque las mismas comunidades son testigos de los cambios decididos por las mayorías, base fundamental del sistema democrático.
Como fiel práctica de esta nueva forma de gobierno y de someterse a los dictámenes del pueblo soberano, se efectuaron referendos en varias áreas, desde el Aprobatorio de la Constitución en 1999, pasando por el Referendo Presidencial de 2004 y el que negó la Reforma Constitucional en 2008 hasta el Referendo que aprobó una Enmienda Constitucional en 2009. Todas las decisiones que el pueblo tomó en dichos procesos electorales fueron respetadas por todo el país, pues fue la voz de la mayoría en democracia la que habló.
Ahora, tomando al individuo y a la sociedad en general como protagonista, la Democracia Participativa es un sistema que sigue cobrando auge y seguidores, ahora más con la masificación de las nuevas tecnologías y de las redes sociales en Internet. El ciudadano y el dirigente partidista o autoridad de gobierno están más en contacto, ya sea personal o virtualmente. Todo ello significa un gran avance en la construcción del nuevo modelo democrático desde las bases y en el desarrollo y participación de los pueblos.
jueves, 17 de junio de 2010
DEMOCRACIA REPRESENTATIVA VS. DEMOCRACIA PARTICIPATIVA
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