En días pasados, el presidente Hugo Chávez aseguró que actualmente el país es víctima de una guerra económica, emprendida por un grupo de empresarios, por supuesto, con las ya tradicionales conexiones internacionales.
El hecho no es novedoso. Históricamente, en el mundo, cuando un país define su rumbo hacia el socialismo, han ocurrido este tipo de acontecimientos, recordemos el caso de la Unión Soviética, el Chile de Allende e incluso Cuba, que aún resiste. En estos países se ha ahogado las economías nacionales, a través estrategias aberrantes como la especulación y acaparamiento de productos de la cesta básica, especulación y operaciones fraudulentas en materia cambiaria, contrabando de extracción y, eso sí, una campaña comunicacional bien montada, para crear desconfianza entre los ciudadanos acerca de la viabilidad del modelo socialista.
En principio, surgió el intento de crisis bancaria de finales del 2009. Las medidas aplicadas por el Gobierno Nacional previamente, entre ellas, la nacionalización del Banco de Venezuela y la rápida actuación para intervenir los entes financieros bajo sospecha, permitieron atacar el problema a tiempo para no generar el caos que se pretendía.
Sin embargo, de manera oculta otros sectores venían fraguando una sucia estrategia para atacar las necesidades básicas del pueblo y culpar directamente al gobierno, se trata de la matriz de desabastecimiento e inflación, muy bien apoyada a través de sus empresas de comunicación. Por otra parte, el descontrol de las divisas se aprovechó para jugar con el precio del dólar paralelo, y esto, obviamente, también infló los precios de de diversos artículos y de nuevo, el pueblo pagó los platos rotos.
Sin embargo, y a pesar de lo que se ha estado haciendo creer a los venezolanos, pronto se hizo evidente que no era desabastecimiento, sino acaparamiento y especulación, con intereses políticos bien marcados. De eso se trata la guerra económica: acciones por parte de los sectores de poder y sus tradicionales conexiones internacionales (CIA, USAID, ETC) para crear perturbación social y desestabilización política, su objetivo: derrocar gobiernos. En este caso, las razones son evidentes, Venezuela tiene las reservas probadas más grandes del mundo y está entre las primeras con respecto a la potencia gasífera.
La gota que derramó el vaso, fue que durante el mes de mayo el propio DAS desarticulo en Bogotá, Colombia, una fábrica de dólares y bolívares falsos. Según las fuentes económicas, esta era parte de una fuerte estocada a nuestra economía nacional. El caos hubiera sido inmenso.
A pesar de todo esto, la respuesta del Gobierno Nacional ha sido contundente, se ha mantenido activo el control de cambios, para evitar la fuga de divisas que caracterizaba nuestra economía, lo mismo ha pasado con los precios regulados, continuarán activos para que las hegemonías no puedan jugar con la alimentación de los venezolanos. En fin, el Estado venezolano ha demostrado que está en condiciones de enfrentar los ataques para que finalmente se imponga un modelo más justo para todos.
1 comentarios:
excelente articulo
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