martes, 6 de julio de 2010

LA INSEPULTA DE PAITA, HECHA MILLONES EN LATINOAMÉRICA

"...Detuve al niño, al hombre,
al anciano,
y no sabían dónde
falleció Manuelita,
ni cuál era su casa,
ni dónde estaba ahora
el polvo de sus huesos."

Uno de los versos del maravilloso poeta latinoamericano Pablo Neruda, de su obra "La insepulta de Paita" revela lo que ha sido la situación de olvido en la que hasta ahora, estuvo una de las heroínas más grandes de la guerra y el amor que ha parido esta tierra Suramericana.

Expulsada de Colombia luego de la muerte de Bolívar y desterrada de Ecuador Manuela Sáenz fue a dar a Paita Perú, donde murió de difteria y enterrada en una fosa común, razón por la cual aún hoy no se han encontrado sus restos. Eso han querido hacer las oligarquías sureñas (y por un buen tiempo lo lograron) con nuestra historia y nuestros líderes, borrarlos, echarlos en el olvido, por eso es un triunfo la restauración de valores históricos patriotas y bolivarianos que impulsa nuestro presidente Hugo Chávez seguido por otros dignos mandatarios regionales.

En ese sentido, y en el marco del 199 aniversario de nuestra independencia, son traídos a nuestro Panteón Nacional, Altar de la patria los restos "simbólicos" de la heroína Quiteña. Simbólicos pues no es realmente el "polvo de sus huesos" pero finalmente estudiosos ecuatorianos, decididos a dar con su paradero, encontraron el lugar donde fue situada esa fosa común, así que es bien representativa el arca traída a Venezuela con tierra de paíta y de ese territorio histórico hallado recientemente.

Éste acontecimiento, que para los sectores sin argumentos del país, que siempre encuentran un disparate que alegar, se trata de un acto de brujería o santería. Para nosotros, los patriotas y en especial, las mujeres representa un hecho de reivindicación histórica invaluable, porque quienes amamos esta patria grande sabemos de la gesta de la aguerrida Manuelita.

Antes de conocer a Bolívar, ya José de San Martín le había otorgado el rango de Caballeresa del Sol por su participación activa en la derrota del Gobierno español en Perú, encabezado por un Virrey. Más tarde, participó hombro a hombro con Simón Bolívar en las batallas de Junín y Ayacucho, donde no solamente ejerció labores de enfermera de los heridos en batalla, sino que también se batió a espada contra el enemigo español. De allí, que gracias al consejo del Abel de América, nuestro Mariscal Antonio José de Sucre, recibió el rango de Coronela. Ya allí había nacido entre ella y El Libertador, uno de los amores más hermosos que se conozca en nuestra historia.

Hasta el momento, se había querido hacer ver a Manuela solo como la "amante" pero sus luchas revolucionarias fueron conocidas desde mucho antes de ser la Libertadora del Libertador", título que también se ganó a pulso, pues salvó la vida de Bolívar en dos ocasiones y le advirtió de las traiciones de Francisco de Paula Santander.

Por todo esto, es una gran reivindicación histórica el traslado de los restos simbólicos de Manuela, hoy con el rango de Generala otorgado por los gobiernos de venezuela y Ecuador. Manuela murió en 1856 con la piel y el corazón curtidos de tanto sol y sufrimiento en pésimas condiciones, sin ninguna calidad de vida, pero hoy más que nunca vive en nuestras tierras, pues una vez más las mujeres han tomado la vanguardia en una nueva batalla por la emancipación de todo imperio y el amor sigue guiando el espíritu aguerrido de la feminidad latinoamericana.

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