viernes, 27 de agosto de 2010

CHÁVEZ ¿EL PRESIDENTE HÁCELO TODO? Y OTRAS REFLEXIONES

Una vez un escuálido le preguntó hostilmente a un chavista cuando transitaban por un populoso sector de Caracas; por qué la capital del país estaba tan sucia, a lo que éste respondió: ¿dónde está el alcalde o los alcaldes de la ciudad?, ¿dónde está el concejal o los concejales de esta zona?, ¿dónde está la empresa responsable de la limpieza de esta zona?, ¿dónde está la conciencia ciudadana para no tirar tanta basura en la calle, para colocar los desechos en bolsas plásticas en los respectivos recolectores?, ¿dónde están los recolectores de basura y los pipotes ubicados en diferentes puntos, al alcance de los transeúntes?....¡perdóneme mi llave, pero el presidente no lo puede hacer todo¡.

Las razones expuestas son sólo una pequeña muestra de que no todo puede ser responsabilidad única del primer mandatario nacional, felizmente aunque todavía hay mucho por hacer, ha surgido y se mantiene vigente, gracias al impulso precisamente de las actuales autoridades del Distrito Capital, el Plan de Embellecimiento de Caracas, que está dando como resultado el rescate de espacios deteriorados por parte del gobierno local conjuntamente con las comunidades y el mayor de los premios, una ciudad cada día más limpia, en el marco de la celebración del Bicentenario de la Declaración de la Independencia y desde luego por una concientización en torno al hecho de rescatar la imagen de la ciudad, por lo que representa como corazón de la vida nacional.

Hay una opinión muy generalizada, según la cual todo absolutamente todo, debe ser resuelto por un presidente, dejando de lado la responsabilidad de ministros, viceministros, gobernadores, alcaldes y concejales con sus respectivos equipos de trabajo y los numerosos funcionarios del estado. Asimismo a las autoridades gubernamentales en los distintos ámbitos hay que sumar también el trabajo que deben realizar en el contexto actual, los Consejos Comunales, las comunidades y el de cada ciudadano en la búsqueda de una nación prospera. Tendremos un gran país tirando la basura por las ventanas del transporte público, manejando una moto, sin placa, sin casco o en sentido contrario al establecido, no respetando las luces de los semáforos, no respetando el orden de una cola para ser atendidos, sobornando a empleados públicos para agilizar un trámite, obviamente no.

Para nadie es un secreto que el presidente Chávez es un trabajador a tiempo completo, que su trajinado e indetenible andar, lo ha convertido en un profundo conocedor de la idiosincrasia de nuestro pueblo, nadie más que él sabe los problemas que afectan a todos los venezolanos, especialmente los que tienen su origen en la pesada herencia del cuartorepubliquismo: corrupción, inseguridad, desempleo, pobreza, etc, sin embargo, muchas de las personas que han estado a su lado en el alto y medio gobierno, no se encuentran a la altura de las responsabilidades encomendadas, unos han salido sin pena ni gloria, otros se han destacado por su capacidad, éstos últimos que tienen la disposición de acompañar el vertiginoso ritmo de trabajo del presidente, son los que están contribuyendo con su labor a lograr algunos de los objetivos planteados en el joven proceso revolucionario que se desarrolla en el país.

Hasta ahora, sin hacer mucha alharaca el presidente Chávez ha ido depurando sus cuadros administrativos, por lo tanto, ya son varios los que se han quedado en la sombra, mayoritaria y evidentemente apartados por la propia dinámica de la Revolución Bolivariana y se seguirán quedando, muchos por envidia, mezquindad, traición o simplemente ineptidud.

No existe presidente perfecto, es más si existieran presidentes perfectos, tendríamos países perfectos y pueblos perfectos acordes con dichos presidentes, además de un mundo perfecto en el que hasta Dios que es la suma perfección seria innecesario. El mismo Chávez ha reconocido fallas de su gobierno ante todos los medios de comunicación y constantemente lo vemos llamarle la atención incluso a varios ministros de su gabinete en los programas de AlÓ PRESIDENTE con una sinceridad pocas veces vista en un jefe de estado, se ha referido también en reiteradas ocasiones a la necesidad de asumir una actitud autocrítica ante los errores.

La buena gestión o el fracaso absoluto de un presidente, tiene dentro de la multiplicidad de capacidades necesarias para tal ejercicio de funciones, una apropiada visión de la realidad y saber encontrar soluciones a la diversidad de problemas que forman parte de esa realidad, pero igualmente depende, en gran medida de la coparticipación acertada de sus más inmediatos colaboradores. No podemos seguir fantaseando con un Chávez hácelo todo, que muchos buscan con esperanza para que resuelva la totalidad de los problemas que afectan a la nación o con malicia para atribuírselos desmedidamente.

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