La campaña electoral oposicionista para los comicios parlamentarios del venidero 26 de septiembre se ha basado en la muerte, tomando como bandera política el tema de la inseguridad ciudadana que, dicho sea de paso, el Gobierno Nacional no puede ocultar ni desconocer. Cilia Flores, presidenta del Poder Legislativo y candidata para un nuevo período, bautizó como “necrofílica” la campaña opositora y el Presidente Hugo Chávez indicó que los sectores contrarrevolucionarios “tienen culillo”, no le hablan claro a su gente, les da pena decir que quieren regresar al pasado y hasta escogieron un ataúd que lo que representa verdaderamente es su muerte en la consulta popular próxima.
Julio Borges, dirigente nacional de Primero Justicia, candidato a diputado y quien se erige como punta de lanza en la Mesa de la Ultra Derecha (MUD), es prácticamente el único abanderado opositor que claramente ha dicho lo que van a hacer los antipatriotas y lo ha enfatizado en su columna en el diario Últimas Noticias: “Llegaremos a la Asamblea Nacional para impulsar la Ley Candado” (que limita los recursos que el Gobierno otorga al pueblo) y para revertir el sistema de propiedad, dándole preferencia a la privatización de los servicios básicos, de salud y educación. Los demás candidatos guardan silencio por temor al pueblo que es mayoría y que impulsa los cambios pacíficos democráticos en el país y en revolución.
La oposición no puede ocultar su objetivo real de llegar al Capitolio para ganar espacio y jugar a lo que en Honduras llamaron “el golpe constitucional”; es decir, un golpe de Estado fraguado con el respaldo de los poderes públicos, cuyos titulares respondían a los dictámenes de los sectores empresariales, de derecha, y que defienden los intereses estadounidenses en la región. De hecho, todavía está fresca en nuestra memoria la visita que hizo la acaudalada candidata derechista María Corina Machado al tristemente célebre ex presidente de Estados Unidos, George W. Bush, solicitando apoyo y financiamiento en la propia Casa Blanca para los sectores más recalcitrantes del país que odian todo lo que sea avance social y popular.
Ante todo este panorama, el Presidente Hugo Chávez ha enfatizado que estas elecciones son cruciales para consolidar su proyecto político y garantizar la paz del país. Para el mandatario nacional, “el enemigo a vencer el 26 no es la oposición apátrida, sino el imperialismo yankee. Los revolucionarios no podemos confiarnos. No podemos caer en el triunfalismo para que no ocurra lo mismo que cuando se perdió el referendo constitucional”, el único triunfo pirrico del oposicionismo en once años, por un margen menor a un punto porcentual.
El 26 de septiembre el objetivo es uno: El pueblo pa´ la Asamblea para seguir respaldando los cambios en revolución y seguir avanzando hacia el Socialismo del Siglo XXI. A esto, como dice Chávez en lenguaje coloquial del pueblo: la oposición le tiene culillo.
viernes, 3 de septiembre de 2010
OPOSICIÓN NECROFÍLICA Y CULILLÚA
Ciertamente, la oposición venezolana sigue carente de planes a largo plazo o de un proyecto de país que no sea otro que coartar los avances del Gobierno Bolivariano. Acude a la cita electoral con la única misión de alcanzar algunos escaños en la Asamblea Nacional para emprender un plan de sabotaje contra el Presidente Chávez, y con ello, la consecuente desestabilización del país, como ocurrió en 2002.
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