El otorgamiento de la Ley Habilitante que hizo la anterior Asamblea Nacional al Presidente Hugo Chávez para que legislara en áreas que le permitieran atender más rápida y efectivamente la emergencia en gran parte del territorio nacional, como consecuencia de las lluvias, deslaves e inundaciones, no significó jamás que se le estaban otorgando al mandatario suprapoderes que buscaran la anulación del nuevo parlamento que se instaló el pasado 5 de enero con 67 diputados de oposición.
Al contrario, el jefe del Estado lo ha dejado bien claro en cada una de sus presentaciones: con la Habilitante se busca dar una respuesta a la necesidad de vivienda que tienen más de 130 mil personas que, en este momento, permanecen en refugios, instalaciones públicas e infraestructuras hoteleras, mientras se construyen o terminan unidades habitacionales dignas en zonas seguras y estables.
Chávez, en un giro inesperado por la propia oposición, se atrevió a manifestar que devolverá este polémico pero constitucional recurso jurídico al seno de la Asamblea antes del 1º de mayo, como una forma de demostrarle a los parlamentarios adversos a su gestión que no necesita gobernar año y medio por decreto, así mismo, los llamó nuevamente a dialogar con altura y respeto, ajustados a las reglas del sólido estado democrático del país.
Durante su mensaje anual a la nación, con motivo de la presentación de su Memoria y Cuenta correspondiente al año 2010, el Presidente felicitó al alcalde opositor del municipio Sucre del estado Miranda, Carlos Ocariz, por el decreto municipal que regula hasta las 8:00 pm la venta de bebidas alcohólicas; invitó a los diputados Julio Borges y Juan Carlos Caldera a sumarse al debate; expresó su disposición de estudiar la propuesta de Alfredo Ramos en materia de seguridad social, saludó respetuosamente (y más tratándose de una dama) a la diputada María Corina Machado, como todos saben, máxima exponente de la ultraderecha, de la burguesía y de la “high class” o alta sociedad criolla.
En esa rendición de cuentas, Chávez se refirió a las luchas que libró el año pasado, como la crisis eléctrica (a consecuencia del fenómeno climatológico “El Niño”, caracterizado por prolongados tiempos de sequía a finales de 2009 y comienzos de 2010); la situación de emergencia nacional ocasionada por los deslaves e inundaciones en casi la mitad del país (debido al fenómeno opuesto a “El Niño”, ésta vez “La Niña”, de abundantes lluvias), precipitaciones que dejaron, como ya mencionamos, miles de personas damnificadas y otras miles más evacuadas preventivamente, evitando así una catástrofe humana de grandes proporciones por la atención rápida a muchos compatriotas en situación de riesgo.
No dejó de mencionar la oportuna respuesta gubernamental a la centrífuga que se estaba gestando en el sector medio bancario y asegurador, que llevó a la intervención y, en algunos casos, liquidación de 21 de las 63 empresas de esa rama económica; así como la frontal batalla que dio contra los especuladores inmobiliarios, que estafaron a miles de familias de la clase media venezolana, quienes se burlaban de las necesidades habitacionales de la población. Otros logros que destacó fueron en materia de salud con el fortalecimiento de la red hospitalaria y la primordial atención al sector educativo, en todos sus niveles.
No obstante, no todo fue color de rosas y aceptó las críticas que se hacen a su administración, pues reconoció que todavía hay que hacer grandes esfuerzos por bajar el índice inflacionario y llevarlo a un dígito, fortalecer el salario medio de los trabajadores y seguir avanzando en la lucha contra la delincuencia.
La tarea no es fácil, es una labor titánica diaria, en la que se requieren observaciones críticamente constructivas y propuestas de todos los sectores de la sociedad para avanzar hacia una Venezuela más próspera. La oposición debe participar en este gran debate nacional y debe entender su gran responsabilidad social. Pese a que los revolucionarios representan el modelo socialista y la oposición el modelo capitalista, hay un punto de equilibrio, como estilan decir los economistas.
Así, el Presidente Chávez, como gran líder de la nación, exhortó a quienes lo adversan a abrir un compás para el diálogo y la comprensión. En tal sentido les recordó: “No somos enemigos. Debemos aprovechar esta nueva oportunidad. Estoy a disposición de ustedes para debatir. Desde el exterior se está haciendo un esfuerzo para que caigamos en la desestabilización, en que no nos demos las manos y en que ustedes crean que yo soy un demonio”.
Se trata de una nueva ocasión para debatir un modelo de país en el que todos los sectores se sientan incluidos. La democracia es el gobierno del pueblo para las mayorías, el sistema que lleva la mayor suma de felicidad posible a la población. Por todo esto, ¿quién puede dudar del talante democrático del Presidente Hugo Chávez?.
Chávez, en un giro inesperado por la propia oposición, se atrevió a manifestar que devolverá este polémico pero constitucional recurso jurídico al seno de la Asamblea antes del 1º de mayo, como una forma de demostrarle a los parlamentarios adversos a su gestión que no necesita gobernar año y medio por decreto, así mismo, los llamó nuevamente a dialogar con altura y respeto, ajustados a las reglas del sólido estado democrático del país.
Durante su mensaje anual a la nación, con motivo de la presentación de su Memoria y Cuenta correspondiente al año 2010, el Presidente felicitó al alcalde opositor del municipio Sucre del estado Miranda, Carlos Ocariz, por el decreto municipal que regula hasta las 8:00 pm la venta de bebidas alcohólicas; invitó a los diputados Julio Borges y Juan Carlos Caldera a sumarse al debate; expresó su disposición de estudiar la propuesta de Alfredo Ramos en materia de seguridad social, saludó respetuosamente (y más tratándose de una dama) a la diputada María Corina Machado, como todos saben, máxima exponente de la ultraderecha, de la burguesía y de la “high class” o alta sociedad criolla.
En esa rendición de cuentas, Chávez se refirió a las luchas que libró el año pasado, como la crisis eléctrica (a consecuencia del fenómeno climatológico “El Niño”, caracterizado por prolongados tiempos de sequía a finales de 2009 y comienzos de 2010); la situación de emergencia nacional ocasionada por los deslaves e inundaciones en casi la mitad del país (debido al fenómeno opuesto a “El Niño”, ésta vez “La Niña”, de abundantes lluvias), precipitaciones que dejaron, como ya mencionamos, miles de personas damnificadas y otras miles más evacuadas preventivamente, evitando así una catástrofe humana de grandes proporciones por la atención rápida a muchos compatriotas en situación de riesgo.
No dejó de mencionar la oportuna respuesta gubernamental a la centrífuga que se estaba gestando en el sector medio bancario y asegurador, que llevó a la intervención y, en algunos casos, liquidación de 21 de las 63 empresas de esa rama económica; así como la frontal batalla que dio contra los especuladores inmobiliarios, que estafaron a miles de familias de la clase media venezolana, quienes se burlaban de las necesidades habitacionales de la población. Otros logros que destacó fueron en materia de salud con el fortalecimiento de la red hospitalaria y la primordial atención al sector educativo, en todos sus niveles.
No obstante, no todo fue color de rosas y aceptó las críticas que se hacen a su administración, pues reconoció que todavía hay que hacer grandes esfuerzos por bajar el índice inflacionario y llevarlo a un dígito, fortalecer el salario medio de los trabajadores y seguir avanzando en la lucha contra la delincuencia.
La tarea no es fácil, es una labor titánica diaria, en la que se requieren observaciones críticamente constructivas y propuestas de todos los sectores de la sociedad para avanzar hacia una Venezuela más próspera. La oposición debe participar en este gran debate nacional y debe entender su gran responsabilidad social. Pese a que los revolucionarios representan el modelo socialista y la oposición el modelo capitalista, hay un punto de equilibrio, como estilan decir los economistas.
Así, el Presidente Chávez, como gran líder de la nación, exhortó a quienes lo adversan a abrir un compás para el diálogo y la comprensión. En tal sentido les recordó: “No somos enemigos. Debemos aprovechar esta nueva oportunidad. Estoy a disposición de ustedes para debatir. Desde el exterior se está haciendo un esfuerzo para que caigamos en la desestabilización, en que no nos demos las manos y en que ustedes crean que yo soy un demonio”.
Se trata de una nueva ocasión para debatir un modelo de país en el que todos los sectores se sientan incluidos. La democracia es el gobierno del pueblo para las mayorías, el sistema que lleva la mayor suma de felicidad posible a la población. Por todo esto, ¿quién puede dudar del talante democrático del Presidente Hugo Chávez?.
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