El peor error que ha cometido la oposición en Venezuela es subestimar al presidente Chávez, pensaron que con dinero, parcelitas de poder, whisky y mujeres podían manejarlo a su antojo como a otros, pero se equivocaron redondamente. El barinés se ha afianzado en el poder durante doce años y para sorpresa de enemigos tanto internos como foráneos y superando escollos que parecían insalvables, ha impuesto un estilo de hacer política.
Los oposicionistas conocedores del liderazgo del primer mandatario nacional, se han convertido en sus imitadores con menor o mayor éxito de acuerdo con las circunstancias y los métodos utilizados. El uso amplio de palabras del lenguaje coloquial, ir directamente a las comunidades, tomar en cuenta a la gente más humilde, darles la oportunidad de expresar sus problemas en programas televisivos, la manera franca de hablar, propia de los hombres de origen humilde, su capacidad de desplazarse por todo el territorio nacional, son sólo algunas de las cualidades que un escualidismo disfrazado de popular trata de copiar.
Las personas con prejuicios clasistas afirman haciendo gala de expresiones de gran peso descalificativo, que la gente que asiste a los actos políticos del presidente Chávez o del PSUV, es de los último o son unos tierruos, pero lo que los escualidines no entienden, es que esos “tierruos” son la mayoría de la población del país todavía. Sin embargo, ya están comenzando a tomar consciencia de esta realidad, por lo tanto, ahora están tratando de canalizar todas sus fuerzas hacia este numeroso sector de la población.
Ahora después de percatarse del éxito y los logros sociales del presidente, muchos de los nuevos líderes que están surgiendo de las filas de la MUD, buscan aproximarse discretamente a algunas de sus estrategias, no es casualidad que Leopoldo López tratara de implantar el concepto de redes populares o que aparezca como el salvador de la nación con un partido llamado Voluntad Popular.
Los presidentes de la IV república nunca se acercaron a las comunidades pobres para hablar durante largas horas sobres sus necesidades e incluso plantearlas en una cadena televisiva nacional, ninguno tuvo la valentía de defender sus criterios por encima de los factores de poder establecidos dentro y fuera de las fronteras del país. Hugo Chávez ha demostrado suficientemente con sus acciones como gobernante, que no es esclavo del Imperio de USA, ni de la burguesía, ni de la iglesia, ni de elites militares, por lo cual es muy incómodo precisamente en el acomodaticio e hipócrita mundo de la política tradicional, quizá sea ésta una de las características que mejor lo distingue de sus adversarios.
El don de convencimiento, esa extraordinaria capacidad de persuasión que solamente contados seres humanos poseen, es otra de las cualidades más notorias del presidente Chávez, su discurso tiene una fuerza única para llegar al pueblo y sus propios enemigos a pesar de que les cuesta reconocer en público esta virtud, no la niegan, más bien, quieren contrarrestarla a como de lugar porque saben que es su principal carencia.
Los aciertos y desaciertos de Chávez como los de cualquier presidente, pasarán por el implacable juicio de la historia, pero lo que también queda claro, es que el “efecto Chávez” o su manera peculiar de hacer política, ya ha dejado una marca indeleble en nuestro país.
Las personas con prejuicios clasistas afirman haciendo gala de expresiones de gran peso descalificativo, que la gente que asiste a los actos políticos del presidente Chávez o del PSUV, es de los último o son unos tierruos, pero lo que los escualidines no entienden, es que esos “tierruos” son la mayoría de la población del país todavía. Sin embargo, ya están comenzando a tomar consciencia de esta realidad, por lo tanto, ahora están tratando de canalizar todas sus fuerzas hacia este numeroso sector de la población.
Ahora después de percatarse del éxito y los logros sociales del presidente, muchos de los nuevos líderes que están surgiendo de las filas de la MUD, buscan aproximarse discretamente a algunas de sus estrategias, no es casualidad que Leopoldo López tratara de implantar el concepto de redes populares o que aparezca como el salvador de la nación con un partido llamado Voluntad Popular.
Los presidentes de la IV república nunca se acercaron a las comunidades pobres para hablar durante largas horas sobres sus necesidades e incluso plantearlas en una cadena televisiva nacional, ninguno tuvo la valentía de defender sus criterios por encima de los factores de poder establecidos dentro y fuera de las fronteras del país. Hugo Chávez ha demostrado suficientemente con sus acciones como gobernante, que no es esclavo del Imperio de USA, ni de la burguesía, ni de la iglesia, ni de elites militares, por lo cual es muy incómodo precisamente en el acomodaticio e hipócrita mundo de la política tradicional, quizá sea ésta una de las características que mejor lo distingue de sus adversarios.
El don de convencimiento, esa extraordinaria capacidad de persuasión que solamente contados seres humanos poseen, es otra de las cualidades más notorias del presidente Chávez, su discurso tiene una fuerza única para llegar al pueblo y sus propios enemigos a pesar de que les cuesta reconocer en público esta virtud, no la niegan, más bien, quieren contrarrestarla a como de lugar porque saben que es su principal carencia.
Los aciertos y desaciertos de Chávez como los de cualquier presidente, pasarán por el implacable juicio de la historia, pero lo que también queda claro, es que el “efecto Chávez” o su manera peculiar de hacer política, ya ha dejado una marca indeleble en nuestro país.
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