GLOBOVISION, UNA DE DOS: O RESPETAS O RESPETAS

Es un hecho: El Estado venezolano entró como accionista de Globovisión, empresa privada con fines de lucro dedicada al ramo de la comunicación social, tras la decisión de la Superintendencia de Bancos y Otras Instituciones Financieras (Sudeban) de pasar a liquidación la sociedad mercantil Sindicato Avila, empresa ligada al Grupo Financiero Federal, cuyo dueño, Nelson Mezerhane, huyó del país, manteniéndose prófugo de la justicia por estafar a miles de ahorristas.

Sindicato Ávila, Unitel de Venezuela y DNS Inversiones 2000 son los tres accionistas de la empresa Corpomedios GV Inversiones, dueña de la totalidad de acciones de Globovisión y que tiene la concesión para operar dicho canal, en un enrevesado jurídico que hicieron los prófugos Nelson Mezerhane y Guillermo Zuloaga y el adeco recalcitrante de Alberto Federico Ravell, echado de la planta por el propio “Guillermito”.

Es de hacer notar que por ahora, con ese 20%, el Estado, a través de Fogade (que ahora tiene en su poder el paquete accionario) no puede nombrar representantes en la Junta Directiva del canal pero si puede percibir utilidades que genere la mencionada empresa. No obstante, si el Gobierno sigue escudriñando en las irregularidades que se cometieron en el Banco Federal y en otras empresas de Zuloaga se puede acrecentar ese porcentaje y, con ello, entrar en la alta gerencia del canal para adecentarlo de tanta basura mediática que lanza al aire y que enferma a muchos venezolanos, en lo que los psicólogos llaman “disociación psicótica”. Cabe enfatizar que también existe una medida de aseguramiento sobre un 5,8% del capital accionario perteneciente a Nelson Mezerhane dentro de Unitel de Venezuela.

Como era de esperarse, pocos trabajadores de la planta se solidarizaron con sus jefes prófugos y los que lo hicieron, sobretodo periodistas empresarios, fueron presionados para no quedarse sin trabajo, sin pantalla y sin altos ingresos por concepto de publicidad. Los abogados chillaron de lo lindo y, de una vez, sentenciaron con total descaro que lo que le queda a Fogade es vender esas acciones, preferiblemente a los otros accionistas del canal; es decir, Mezerhane, Zuloaga o Ravell. Tanto caradurismo es imposible.

Desde su paraíso en el exterior, Mezerhane, con la arrogancia que lo caracteriza, por no tener escrúpulos, le expresó al Presidente Chávez que “no descansará hasta verlo juzgado y sentenciado, una vez fuera del poder de su gobierno parasitario” y, según él, esto “ocurrirá más pronto” de lo que imagina nuestro jefe de Estado.

Con esta amenaza, los venezolanos nos preguntamos qué se trae entre manos el prófugo Mezerhane, quien se unió así a su compinche Zuloaga, que sigue trabajando para acabar con el Gobierno Bolivariano a cómo de lugar, incluso con planes magnicidas, tal como lo ha denunciado ante el mundo el propio Presidente Chávez.

¿Qué se cree esta gente dueña de Globovisión? ¿Qué es un supraestado por encima de Venezuela y sus leyes? ¿Creen que no deben ceñirse a la Constitución? ¿Quieren mandarse solos escudándose en el precepto sagrado de la libertad de expresión, pero que ellos manejan como libertinaje de empresa que llama a la desobediencia civil, a la rebelión, al golpe de Estado y al asesinato del Primer Mandatario Nacional? El pueblo se está cansado, está hastiado de que ese medio de tergiversación agreda a la población constantemente y fomente la intervención foránea en nuestro sagrado territorio patrio.

El Gobierno Nacional debe ir más a fondo en este caso y quitarle el cañón a los locos de la burguesía y del imperialismo que traspasan los límites de la legalidad y que le niegan la información veraz a la colectividad. No se trata de coartar la libertad de expresión, que el Gobierno Bolivariano Socialista ha garantizado de más y sin precedente alguno. Se trata de respetar a la audiencia televisiva y que los grupos políticos adversos al Ejecutivo Nacional respeten también el sistema democrático y el marco jurídico de la nación.