La tragedia de la muerte es el bocadillo más delicioso en el festín de los medios de comunicación. Las crónicas de muertes abren sus noticieros, se les ve rozagantes los lunes a los narradores de noticias cuando muestran sensacionalmente la cifra de decesos los fines de semana. Pero cuando se trata del asesinato de algún revolucionario, en situaciones extrañas, sucede lo contrario. Un silencio cómplice inunda la pantalla.
Deimis Sosa, fue estudiante de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, UPEL, se le conoce porque denunció actos de corrupción por parte de las autoridades de esa casa de estudios, e incluso, participó en la toma pacífica del rectorado que se dio en días anteriores por parte de un grupo de estudiantes para reclamar sus derechos y exigir una constituyente universitaria.
En esta oportunidad, la muerte de este joven compatriota, claramente identificado con la juventud revolucionaria, no fue del interés de los medios de comunicación. ¿será realmente falta de interés por esta noticia? ¿o se trata de un silencio deliberado, cómplice para ocultar las extrañas circunstancias de su cobarde asesinato?
Deimis Sosa fue secuestrado el domingo 23 de mayo, y fue hallado muerto el martes 25 con evidentes signos de tortura y tiros de gracia. Nadie ha dicho nada. No han hecho un espectáculo con la tragedia familiar, como bien lo saben hacer en otras ocasiones ¿Acaso recuerdan el caso Faddoul?
Una vez más, los medios de comunicación forman parte de una conspiración, la conspiración del silencio, que encubre asesinos, corruptos y mafiosos para que continúen en sus delitos.
No nos debe extrañar si en los días siguientes intentan un asesinato moral contra Deimis Sosa, como lo han hecho con tantos líderes de izquierda: después de muertos necesitan acabar con sus luchas y se les inventan acciones que atentan contra su integridad personal y la ética. El caso más emblemático de los últimos tiempos es Danilo Anderson.
En este caso, la conspiración taponea a unas autoridades universitarias perversas, corruptas, representantes de Universidades públicas, pero de espaldas al pueblo y al rumbo del país.
Mientras tanto, los estudianticos manitos blancas vuelven a marchar por una mal entendida autonomía universitaria, pero en sus discursos fue evidente que su único motivo de lucha es la extinta RCTV. En contraste, obviamente la pequeña movilización estuvo caracterizada por una amplia cobertura mediática
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