La confabulación de los medios de comunicación privados en contra del Gobierno Nacional, obligó al Presidente Hugo Chávez a dar la batalla en el terreno mediático y combatir a los que llamó “los cuatro jinetes del Apocalipsis”, en referencia a las cuatro televisoras nacionales más influyentes, alineadas con la oposición, es decir, RCTV, Venevisión, Televen y Globovisión.
Sin voz mediática, el Presidente decidió difundir los mensajes gubernamentales a través de la pantalla del estatal canal 8, Venezolana de Televisión(VTV), muy venido a menos en cuanto a señal, infraestructura y audiencia en aquellos tiempos. No obstante, ese mensaje caló entre sus seguidores y, así, el Canal de Todos los Venezolanos (VTV), se convirtió en la voz de la Revolución. Cuando el pueblo y la Fuerza Armada derrotaron, dos días después, el golpe fascista, Chávez llamó a la reflexión y la reconciliación, mensaje que fue despreciado por sus enemigos y detractores. En un caso singular para la historia, un mandatario depuesto había regresado al poder inmediatamente, gracias a su pueblo. El Presidente comprendió no sólo la importancia de los más media, sino también de las comunicaciones electrónicas, como recursos alternativos en momentos de crisis. Los grandes medios estaban en su contra y con “esa basura del canal 8 fuera del aire” (como había amenazado el entonces gobernador de Miranda, Enrique Mendoza), la comunicación vía teléfono celular se convirtió en el mejor aliado del mandatario nacional. En nuestra siguiente entrega continuaremos con nuestras reflexiones finales sobre el tema de este texto.
sábado, 10 de julio de 2010
DEL CEMENTERIO DE LOS RUICES AL SISTEMA NACIONAL DE MEDIOS PÚBLICOS I
Chávez, con todo el aparataje comunicacional en su contra (pues las radios y periódicos, también están en su mayoría en manos de la oligarquía y se sumaron a los ataques desestabilizadores), debió soportar, inicialmente, el 10 de diciembre de 2001, un paro nacional convocado por empresarios y sindicatos adeco-copeyanos. Luego, en enero de 2002, enfrentó las primeras marchas opositoras y en marzo y abril de ese mismo año la paralización de la industria petrolera y la confabulación de sectores adversos que concluyó con el aberrante golpe de Estado del 11 de Abril, apoyado por las altas jerarquías de las centrales patronales, sindicaleras, la Iglesia Católica y los grandes medios de comunicación social del país, que difundieron mensajes antidemocráticos en cadena, todo el día por varias semanas, llamando a la insurrección y al desconocimiento del estado de derecho.
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