FALSOS POSITIVOS, CHUZADAS Y MONTAJES DE LA PARAPOLITICA

No pierdo mi capacidad de asombro con el descaro del Gobierno paraco de Álvaro Uribe, que se despide de la presidencia cerrando su nefasto ciclo con broche de oro. Antes de hablar de lo sucedido en la OEA, es necesario que aportemos algunas cifras, para recordar en que estado se encuentra hoy Colombia, no la que refleja el diario El Tiempo o RCN. Colombia es uno de los seis países con mayor desigualdad social del mundo. Actualmente hay más de 30 millones de pobres, entre los cuales 8 millones de personas viven en la indigencia. Durante el gobierno de Álvaro Uribe, por primera vez en la historia, el índice de pobreza superó el 60% de la población. La inseguridad campea, el paramilitarismo se ha desbordado y los llamados falsos positivos y chuzadas son la herramienta principal para hacer política, acusar y asesinar al contrario. El juego sucio ha sido su principal arma, sino, que lo diga el tristemente célebre JJ Rendón que ha logrado un alto nivel de vida gracias a destruir la moral de funcionarios adversos.

Eso es poco, a través del Plan Colombia se han deforestado bosques, se ha vendido el territorio colombiano a los Estados Unidos y no se ha logrado resolver el asunto de las guerrillas internas. La solución para el guerrerista Uribe, es ceder más territorio al imperio yanqui, a través de siete bases militares, eso si, con posiciones bien estratégicas para tener acceso a Venezuela y Ecuador, en una entramado digno de la Doctrina Monroe.

En este contexto, a pocos días de entregar la presidencia a un Gobierno (menos alentador) liderado por uno de los ejecutores de todo el panorama anterior, perro de la guerra y autor de la invasión a territorio ecuatoriano; Uribe realiza esta treta que termina por afectar definitivamente las relaciones entre dos hermanos de sangre: Colombia y Venezuela.

Así pues, el embajador de Colombia ante la OEA se presenta con sus presuntas pruebas contundentes (que no demuestran nada) sobre la presencia de campamentos guerrilleros en nuestro país y sus principales cabecillas. Esto es necesario desmontarlo desde diferentes perspectivas.

En primer lugar, históricamente Colombia no ha sabido manejar el conflicto interno ocasionado por el Bogotazo, en el que resultó asesinado el líder Jorge Eliécer Gaitán. Así que el conflicto ha pasado las fronteras y los países vecinos también hemos sido victimas. Sin embargo, resultaría sorprendente que con siete bases militares gringas y el supuestamente exitoso Plan Colombia, los guerrilleros logren salir de su País en cambote sin ser percibidos ¿no les parece?.

Por otra parte, siendo lo más objetivos posibles, es muy difícil creer en los argumentos de un gobierno que actúa a través de la guerra sucia contra sus detractores. Pero no nos dio tiempo ni para dudar: este viernes 23 de julio, Francisco Isa Conde (líder las llamadas Fuerzas Caamañistas de la República Dominicana) que aparece en las fotos presentadas por Hoyos, asegura que si se reunió con las FARC, y que tal encuentro se efectuó en territorio colombiano.
Entre tanto, Santos se hace el santo, no fija posición, lo que para mí, es un silencio cómplice. Pero el presidente Chávez toma la delantera y con la dignidad de siempre, rompe definitivamente las relaciones con Colombia, en espera de que el nuevo gobierno, próximo a asumir el cargo, pueda retomar la vía del dialogo. Sin embargo, la promesa del actual gobierno es llevar a Venezuela al tribunal penal de La Haya (ya antes Uribe había amenazado con lo mismo).

Lo que realmente resulta vergonzoso, es la actuación de la derecha venezolana. Se sabe que no son patriotas, es cierto, pero reitero, no pierdo mi capacidad de asombro. En Globoterror tratan de hacer que sus invitados apoyen incondicionalmente a Colombia, salvo algunas penosas excepciones, no lo han logrado. Mientras tanto la desoladora Mesa de la Ultraderecha (MUD) nuevamente le da la espalda a la nación. Desde aquí, nuestras autoridades afirman que los colombianos en Venezuela seguirán contando con el apoyo del Gobierno Nacional, lo cual demuestra la hermandad que nuestro país profesa con el pueblo llano neogranadino, heredero como nosotros del legado Bolivariano y víctima de sus jerarcas.