Esa es la pregunta que se formulan muchos latinoamericanos, luego que convocara una inesperada sesión extraordinaria del Consejo Permanente de la Organización de Estados Americanos en la que por cerca de dos horas el Embajador de Colombia ante ese organismo hemisférico, Luis Fernando Hoyos, por instrucciones del saliente presidente Álvaro Uribe, atacó nuevamente a Venezuela, acusando a nuestro país de permitir un supuesto asentamiento de las Farc que incluiría la presunta presencia de 1500 irregulares en diferentes estados venezolanos.
Insulza ha olvidado su compromiso con los países que lo eligieron. Venezuela se tranzó con él desde un principio cuando se impuso el 2 de mayo de 2005 al candidato respaldado por el gobierno norteamericano, el entonces canciller mexicano Luis Ernesto Derbez, cuando su propuesta inicial, la del ex presidente salvadoreño Francisco Flores, no tuvo gran acogida en la comunidad internacional. Venezuela también apoyó a Insulza para su reelección en la OEA el 24 de marzo de 2010, luego que fracasara Estados Unidos nuevamente apoyando a otro abanderado y no quedándole más remedio que unirse al consenso hemisférico. Pareciera que en esa oportunidad se cumplía el refrán popular de elegir al “más mejor, el menos peor o todo lo contrario” o el otro que reza “más vale viejo conocido que nuevo por conocer”.
La OEA de Insulza tiene las horas contadas, está en decadencia y será un cascarón vacío. Ya para el año entrante nace en Caracas un nuevo organismo hemisférico sin la presencia distorsionante de Estados Unidos y que favorezca los intereses latinoamericanos. Bien lo ha señalado el presidente venezolano Hugo Chávez: Insulza le hizo la cama al show de Colombia y Estados Unidos. Sabía de qué se trata este juego y que es una provocación.
Como era de esperarse, este grave acontecimiento, desmentido inmediatamente por el Embajador de Venezuela ante la OEA, Roy Chaderton Matos, y por las autoridades del gobierno venezolano, ha derivado en el rompimiento total de las relaciones diplomáticas entre las dos naciones hermanas. El todavía presidente colombiano Álvaro Uribe, enfermo y lleno de odio, y a menos de 15 días para finalizar su mandato, quiere irse y dejar el vecindario en llamas. Su sucesor, el ministro de la guerra y presidente electo, Juan Manuel Santos, ha preferido guardar silencio y esperar asumir las riendas de la Casa de Nariño. Pero no hay muchas esperanzas de que las relaciones se recompongan.
Mientras tanto, José Miguel Insulza seguirá jugando a ser insulso, haciéndole el coro a Bogotá y Washington. ¿Será que realmente Insulza, en lugar de ser Secretario General de la OEA es Secretario estadounidense de colonias americanas?.
sábado, 24 de julio de 2010
¿A QUÉ JUEGA INSULZA?
José Miguel Insulza, Secretario General de la OEA, llamado a mediar en los conflictos continentales, le ha hecho el juego a los intereses neogranadinos y del imperio estadounidense, prestándose para que una vez más Venezuela sea vilipendiada y pueda justificarse una intervención por parte de Washington para acabar con el gobierno socialista del Presidente Hugo Chávez. Insulza, mostrando hipócritamente su lado diplomático, exhortó en esta oportunidad al diálogo, la unidad y a la resolución de los problemas por la vía bilateral, pero mantuvo una actitud dócil y complaciente ante el golpe de Estado en Honduras que permitió la implantación de un gobierno afín a la Casa Blanca.
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