domingo, 25 de julio de 2010

SOTANAS POLÍTICAS DESESTABILIZADORAS

Los jerarcas de la Iglesia Católica venezolana no descansan en su afán de terminar con el gobierno de políticas sociales del Presidente Hugo Chávez. Mucho antes que el mandatario llegara al poder, ya la cúpula eclesiástica estrechaba vínculos con partidos y dirigentes de la oposición que gobernaron Venezuela por más de 40 años y dejaron un país endeudado, pese a ser rico en recursos naturales.

Unas pocas voces han secuestrado la Conferencia Episcopal de Venezuela, todas alineadas con factores desestabilizadores de derecha. Es así como a la cabeza se cuentan el Cardenal Jorge Urosa Savino, Arzobispo de Caracas; Monseñor Roberto Lückert, Monseñor Ovidio Pérez Morales; Monseñor Ubaldo Santana, Monseñor Baltazar Porras; y antes los fallecidos Cardenales Rosalio Castillo Lara e Ignacio Antonio Velazco, éste último firmante del decreto de Pedro Carmona Estanga, que disolvió todos los poderes públicos tras el golpe de Estado del 11 de Abril de 2002.

Estos representantes de la Iglesia Católica venezolana han hecho a un lado a una de las voces jóvenes, lúcida y más crítica del organismo eclesiástico con clara visión de la realidad política contemporánea. Se trata de Monseñor Mario Moronta, quien fue enviado bien lejos, desde Los Teques hacia San Cristóbal, estado Táchira, en la frontera con Colombia, para que su opinión no estremeciera la sede del poder en Caracas.

Urosa Savino y su combo mantienen su actitud de desconocer el estamento jurídico venezolano y consecuentemente mantienen su discurso de “retorno a la legalidad”. ¿Cuál retorno? ¿El regreso de políticos de la IV para saquear nuevamente al país? ¿Cuál legalidad? ¿Para ellos no existe la legitimación de las autoridades en todos los niveles tras más de 11 procesos electorales en los que el pueblo ha expresado su opinión, reconocidos incluso por organismos internacionales como la OEA, la ONU y el Centro Carter?.

Venezuela ha cambiado y madurado mucho en 11 años de gobierno bolivariano, ahora enrumbado por el Socialismo, que busca la inclusión de todos en un proyecto de país independiente y soberano y con camino al desarrollo, que no sea colonia de ningún imperio. La cúpula de la Iglesia Católica debería leer el mensaje que ha enviado la mayoría del pueblo y entender la realidad, abrirse al diálogo y dejar de buscar atajos que conlleven a la desestabilización del país.

Los jerarcas eclesiásticos deberían de dejar de jugar con gasolina, pues buscan una revuelta social que pudiera llevar a la intervención de nuestro país por parte de fuerzas extranjeras con el propósito de instalar un gobierno de derecha sometido a los dictámenes de Washington y divorciado de las clases populares. ¿Es eso altruismo para con el prójimo, señores de la Conferencia Episcopal de Venezuela?.

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