Los resultados de las elecciones del pasado 26 Septiembre deben ser un importante punto de reflexión para el futuro inmediato. Apenas quedan un poco más de 24 meses desde ahora hasta los primeros días de diciembre del 2012, cuando se realizarán los comicios para elegir al presidente, gobernadores y alcaldes para el próximo periodo de gobierno.
La escogencia “por parte de las bases” de candidatos señalados como corruptos e ineficaces y vale recordar que cuando “el río suena piedras trae”, es un indicio, de que sin desmeritar la transparencia y el criterio de amplitud de las elecciones internas del PSUV para la selección de candidatos a diputados, mucha gente—no toda—votó “entubada”, es decir, con la orden de que debía hacerlo por fulano o fulana de tal, porque esa era la línea partidista.
En el estricto terreno de las hipótesis tres escenarios podrían estar planteados para las elecciones del 2012:
1) El presidente Hugo Chávez es reelecto, se impone contundentemente su liderazgo, acompañado de su singular magnetismo personal y de los logros de la Revolución Bolivariana, por encima de cualquiera de los candidatos de la oposición.
2) La oposición consigue milagrosamente un líder en el escaso margen de tiempo y de maniobra que le queda. En este caso sería un “outsider”, alguien que de la noche a la mañana, aglutine todo la insatisfacción popular subyacente hasta en el propio chavismo, que tenga carisma y don de convencimiento suficientes para llegar a las masas y crear una nueva esperanza nacional, lo cual es realmente muy difícil, porque en las filas de la MUD hay dinosaurios desgastados de la IV República y las figuras emergentes están todavía muy inmaduras para convertirse en líderes de proyección nacional.
3) El candidato de la oposición sea quien sea, llegue a la presidencia del país, por el voto castigo de un electorado que quiera pasarle factura al gobierno revolucionario por sus desaciertos. Los dinosaurios como Ramos Allup, Antonio Ledezma y Enrique Mendoza o los más nuevecitos (Henrique Capriles Radonski, Maria Corina Machado y Julio Borges), estarán en pugna por ocupar el sitial de honor.
La balanza “por ahora” pareciera inclinarse hacia el pseuvismo, que tiene en el presidente Chávez con sus virtudes y defectos, a alguien capaz de tocar el corazón del pueblo, de avivar el sentimiento nacional y tener proposiciones concretas en el orden social para la gente más pobre que es la mayoría de la población. La oposición carece de un líder verdadero, con representatividad popular y con propuestas claras para los venezolanos más humildes que en números abrumadores, son los que deciden al final quien ocupara la silla de Miraflores. Henry Falcón no pasó de ser una opción aparentemente prometedora para el antichavismo y su actitud divisionista sólo sirvió para beneficiar a la MUD. Los resultados fueron claramente desfavorables para el PPT en las elecciones del 26 S, tanto en Lara, el propio estado del nuevo antichavista-gobernador, como en el resto del país con 2 diputados electos de la totalidad de los 165 establecidos.
El panorama del proceso electoral de diciembre de 2012, se muestra sumamente complejo por el desgaste que ha ido minando el liderazgo del presidente Chávez y por la falta de credibilidad del oposicionismo ante el pueblo. El protagonismo de figuras del IV republiquismo como Ramos Allup, Antonio Ledezma y Enrique Mendoza, da mucho que pensar, porque la gente duda con sobradas razones, que éstos y otros viejos actores de la política nacional en la tristemente celebre época de la guanábana, sean capaces de contribuir al progreso de la nación si llegan al gobierno.
El denominado “voto castigo” o dicho de otra manera el “castigo del voto” suele ser ciego. Los electores no deciden apoyar tal o cual opción con un criterio reflexivo, conscientes de por quién y para qué votan, sino más bien guiados por un odio desenfrenado en contra de los gobernantes de turno que no hayan cumplido con sus expectativas, aún habiéndolos llevado al poder. La pregunta de las 50 mil lochas como dice el vulgo es ¿Será el castigo del voto una fuerza suficientemente para derrotar al presidente Chávez en las elecciones de diciembre de 2012?.
Una gestión eficiente en los dos años y algo más que le quedan de mandato al presidente Chávez es fundamental para revertir el efecto del “castigo del voto”. Así mismo, es urgente una profunda revisión de todas las deficiencias de la Revolución Bolivariana para encarar los retos del futuro inmediato con una visión acertada: “ quien no aprende de sus errores está condenado a repetirlos”. Esperemos que estas dos razones elementales pero nada fáciles de llevar a la práctica, se tengan en cuenta con su imperativo valor, por el Comandante Presidente, sus colaboradores y el peseuvismo en pleno.
lunes, 11 de octubre de 2010
EL CASTIGO DEL VOTO
Vimos las calles de Zulia, Táchira, Sucre y Anzoátegui, abarrotadas de gente apoyando al presidente Hugo Chávez, pero en esos estados el proceso revolucionario y sus abanderados políticos para las legislativas(26 S), perdieron la preferencia de las colectividades a la hora de votar por los candidatos de la tolda roja, al parecer la consigna subterránea habría sido: “estoy con Chávez pero no con los candidatos del PSUV, ni con el gobierno del estado”.
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