sábado, 2 de octubre de 2010

PROGOLPISMO MEDIÁTICO

Los medios de comunicación no pierden ingenuamente la brújula de la objetividad, son más bien manipulados de acuerdo con intereses bien definidos. El camuflaje de la hiperinformación que circula las 24 horas del día en el planeta, contribuye a que este manejo truculento de los contenidos informativos se disfrace, especialmente desde que la tierra se convirtió en una gran aldea global debido al desarrollo vertiginoso de la tecnología aplicada a la difusión de la información a nivel mundial.

La velocidad con que se puede difundir una información en la actualidad, es lo que ha vuelto ciertamente al mundo pequeño en términos, tanto de recepción como de percepción de los hechos, especialmente cuando éstos tienen alguna trascendencia social. La rapidez casi instantánea con que se genera una noticia sobre un acontecimiento en los tiempos que corren, permite ya no sólo difundir, sino bombardear con contenidos sesgados a intereses específicos a gran parte de la humanidad en cuestión de segundos, sin límites de fronteras, esto es parte de la globalización.

El alcance ilimitado de difusión de textos, imágenes y datos de cualquier tipo, desde pornografía hasta cristianismo, es peligroso cuando queda al servicio de una tendencia ideológica, porque se puede aprovechar en función de la creación de matrices de opinión locales, regionales, nacionales y mundiales. Es un fenómeno de escala planetaria con el que vivimos a diario y que poco a poco modela sin que nos demos cuenta nuestra forma de ver los hechos y consecuentemente de analizarlos para luego juzgarlos.

La capacidad de discernimiento de cada persona es lo único que puede salvarla de caer ciegamente en lo que transmitan los medios, cuando la intencionalidad de su información está direccionada a distorsionar la realidad.

Los mass media más poderosos están en manos de ricos propietarios o magnates comunicacionales,: periódicos, radios, televisoras, empresas cinematográficas, agencias de noticias y sitios web; por citar los que tienen mayor penetración en las masas, apartando el caso por ejemplo, de la telefonía móvil con sus mensajes de texto.

Por una cuestión de lógica empatía natural, lo que es propiedad de la burguesía, esta ligado a la extrema derecha, con su gran aliado la iglesia católica que se encarga de envolver todo en el manto sagrado de la religión.

El epicentro desde donde se generan las principales estrategias de influencia, así como de dominación de la ultraderecha en el ámbito internacional es USA. Los objetivos, el dinero, la tácticas y las vías posibles de agresión a cualquier gobierno vienen en forma primaria de Gringoland. Una política global dictada desde Washington, y reforzada por los medios de comunicación privados, trae consigo patrones generales de comportamiento para la prensa mundial.

Es difícil comprender cómo ante hechos tan aberrantes como los sucedidos en la República de Ecuador el pasado jueves 30 de septiembre, los diarios, radios y televisoras, por ejemplo, no toman en consideración la situación de golpe de estado planteada en el país suramericano, basta pasearse por los titulares de la prensa estadounidense, venezolana, argentina, colombiana y la ecuatoriana, aunque por razones de síntesis no se puede hacer en este breve espacio, una relación pormenorizada de los mismos, salta a la vista, la sustitución de las palabras intento o intentona de golpe o golpe de estado frustrado, entre las opciones que pueden expresar claramente lo que sucedió por Rescate de Rafael Correa, Revuelta, Alzamiento, Sublevación Policial e incluso Protestas.

La usurpación del poder ejecutivo asignado legalmente al presidente de un país, por parte de una minoría civil, militar o de los cuerpos de seguridad, es de manera inequívoca, una situación de golpe de estado en desarrollo, independientemente de que sea perdurable o pasajera. Esta clásica ruptura del orden constitucional, es más evidente aún si se impone, como suele suceder generalmente por medios violentos y sorpresivos que impiden el ejercicio del poder legítimamente establecido por el pueblo mediante sufragio universal y representado en la máxima autoridad de la nación.

La simplicidad y contundencia de todos los argumentos anteriores, no está en concordancia con la postura de los medios de comunicación de distintos países, que han asumido la misión de minimizar los hechos. Cuando el presidente Correa es vejado, secuestrado e impedido de ejercer sus funciones durante horas, por una minoría política, militar y policial, sin saber cuál será su destino, irrespetando la decisión soberana del pueblo que lo eligió como jefe de estado y rompiendo por la fuerza el hilo constitucional, ¿nos encontramos sencillamente frente a un simple alzamiento, sublevación, protesta, secuestro o rescate?.

El problema es que Rafael Correa, el líder de la denominada Revolución Ciudadana en Ecuador, es un presidente socialista, lo que le haya sucedido o lo que le pueda suceder no cuenta para los medios de comunicación que en su origen, concepción y métodos defienden los criterios de la extrema derecha. Es como si estuviéramos frente a una suerte de progolpismo mediático de carácter global que por omisión o desinformación no reconoce el peso de sucesos, evidentemente golpistas, en contra del presidente de la República de Ecuador.

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