Durante los lamentables años de la cuarta República, entre los más nefastos para la historia del país, se jugó a la privatización de todas las instituciones que prestaban servicios fundamentales para la satisfacción de los derechos humanos más importantes de la población venezolana, por ejemplo educación y salud.
Actualmente nos encontramos en pleno proceso de construcción de un sistema público de salud digno, que brinde acceso a todos y con la atención primaria y preventiva como eje fundamental. Sin embargo falta mucho por hacer.
Entre tanto, los emporios conformados por los empresarios de la salud aprovechan la situación. Aseguradoras y clínicas han hecho una fortuna jugando con la salud del pueblo: las emergencias son sitios en que se filtran las entradas de los pacientes, no por su gravedad sino por su solvencia económica.
Los precios son exorbitantes y la atención cada vez peor. Estos centros “de salud” no escapan de la usura que han aplicado algunos empresarios en todos los ámbitos de la vida nacional.
El INDEPABIS ha venido realizando trabajos de fiscalización, pero los afectados quieren ver medidas más contundentes. En la actualidad existe en el seno de la Asamblea Nacional un anteproyecto de Ley de Clínicas Privadas, que entre otras cosas prevé la estandarización de los precios de las operaciones y los honorarios profesionales, así como sanciones por mala praxis.
Obviamente no falta quien se queje, pues además desde el mes pasado funciona una sala interinstitucional que fiscaliza y supervisa las actuaciones de estas clínicas que puedan atentar contra la vida y la salud de los pacientes.
Lo que ocurre en estos elefantes blancos es realmente aberrante. Las irregularidades son innumerables, médicos que buscan excusas y crean enfermedades para operar y cobrar una buena tajada al seguro o a algún incauto convertido en hipocondríaco que genere dinero en consultas o medicamentos, y pare usted de contar las anécdotas.
No dudamos de la mística profesional de un gran número de médicos y médicas, pero lamentablemente, un grupo importante de ellos, por un desmedido y compulsivo afán de lucro, ha caído en la trampa de los intereses del capital que se imponen desde las directivas y juntas de accionistas.
Es por eso que no hay argumento que valga en su defensa, es necesario que el Estado actúe y tome medidas de inmediato. Urge apurar el paso en la conformación y dignificación de un sistema público de salud, pero también proteger los derechos de los usuarios de las clínicas privadas, que finalmente forman parte de esa clase media que el presidente Chávez ha dicho estar dispuesto, tanto a defender como a proteger de los usureros y mafiosos de costumbre.
jueves, 11 de noviembre de 2010
JUGAR CON LA SALUD
Con la llegada del Gobierno Bolivariano al poder, se logra frenar en gran medida estos perversos procesos y en la actualidad la educación es punta de lanza. En materia de salud se han hecho grandes esfuerzos por levantar una infraestructura en completo abandono y una ética profesional por el piso, fundamentada en valores del capital.
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