sábado, 20 de noviembre de 2010

POR QUÉ EL SOCIALISMO I

La Revolución Bolivariana ha logrado frenar aberraciones del capitalismo en nuestro país, que la decadente clase política de la cuarta república pretendía perpetuar como modelo socioeconómico. La imposición de una superestructura de poder que insensible a las necesidades fundamentales del pueblo, contribuyó a crear diferencias sociales que alcanzaron niveles infrahumanos y originaron estallidos sociales como el Caracazo(27F/89), que enlutaron a millares de familias venezolanas, este sacudón de la historia contemporánea, estremeció todos los cimientos de la nación y trajo consigo el despertar de la conciencia un pueblo que hasta ese entonces estaba dormido y que posteriormente se rehusaría a permanecer preso en el pasado verdi-blanco.

La tesis defendida por el líder de la Revolución Bolivariana, el presidente Hugo Rafael Chávez Frías, para salir de la profunda crisis que afecta a su país después de la oscura época de la democracia representativa, ha sido el Socialismo, desde el inicio su gestión de gobierno, la cual ha generado en la oposición un rechazo irracional que condiciona cada una de sus maquiavélicas acciones. Sin embargo no han considerado siquiera, la pregunta ¿Por qué el Socialismo?. Es necesario analizar aspectos esenciales de la historia contemporánea, si pretendemos responder lo más acertadamente posible a esta pregunta, expuesta magistralmente por el propio Albert Einstein en un artículo que tenía por titulo esta misma interrogante, publicado en la revista, Monthly Review, de Nueva York, en Mayo de 1949, todavía en tiempos del pasado siglo XX. En paralelo con el triunfo de la Revolución Bolchevique de Octubre de 1917 y con el nacimiento del primer Estado Socialista en la historia de la humanidad, la extinta URSS (1917-1991), el texto de Einstein nos ha permitido comprender cuan difícil fue para el abnegado pueblo soviético y su gobierno mantener las conquistas del socialismo frente a los intereses de poderosas naciones imperialistas, que veían como cada día se ratificaba la verdad del socialismo mediante notables logros científicos, culturales, deportivos y humanos que inspiraron otras revoluciones en países de diferentes continentes como China, Yugoslavia, Cuba y Vietnam.

El neoimperialismo se ha encargado de agredir sistemáticamente a todas estas naciones durante los últimos 50 años, ya sea militar, económica y mediáticamente; para acabar con lo que desde una óptica capitalista-burquesa, son “malos ejemplos” que pueden servir de motivación a otras naciones que luchan por una auténtica emancipación de los amos y señores de la economía en el mundo.

En tiempos en que el control y la explotación de las riquezas del planeta por parte de un grupito de países, se impone acentuando cada día las desigualdades entre pobres y ricos, surge la Revolución Bolivariana en Venezuela que inicia un drástico y acelerado avance de los movimientos de izquierda en todo el Cono Sur y con hondas repercusiones como la abolición del ALCA en el 2005 en la Argentina, la primera y contundente derrota estratégica que sufre el imperialismo yanqui en América Latina, por primera vez en presente siglo, los Estados Unidos perdían el control absoluto sobre lo que algunos políticos han insistido en llamar de una manera ofensiva pero pragmática, su patio trasero. ¿Podemos esperar que la oligarquía nacional permita que la joven Revolución Bolivariana sirva de ejemplo a otras naciones del continente instaurando un sistema social contrario a sus intereses? Evidentemente no, un análisis retrospectivo de la situación geopolítica latinoamericana e internacional, nos permite comprender la lucha de varias naciones para implantar un sistema de gobierno sustentado en lo social y no en la mera explotación del hombre para obtener lucros millonarios, nos toca de igual manera entender a nivel doméstico la situación especial que atraviesa la Revolución Bolivariana donde existe una burguesía que gobernó durante varias décadas y que logró un sueño dorado muy en sintonía con el “american dream” por cierto, de conciliar el poder económico y político mediante el puntofijismo y el cuarto republiquismo en detrimento del estado y del pueblo. Es precisamente éste, el más sólido argumento que ha defendido la Revolución Bolivariana en estos 11 años, construir un estado soberano, libre e independiente de las políticas imperialistas de USA y sus socios, con el pueblo como principal protagonista de todos los proyectos para un desarrollo integral del país, que no esté sustentado en el enriquecimiento desmedido de unos ciudadanos y el empobrecimiento de otros, es así, como nace de una manera singular, en medio de las tempestades de la historia y legitimado por un gran número de procesos eleccionarios, cuya transparencia, ni un golpe de estado pudo detener, lo que nuestro máximo líder Hugo Chávez ha insistido en llamar como “El Socialismo del Siglo XXI”. Una concepción de gobierno que pasa de la democracia representativa a la democracia participativa, en medio de un pasado de intervenciones o invasiones de EEUU, de golpes de estado, terrorismo de estado, dictaduras militares o de extrema derecha, control foráneo de economías nacionales, injusticias sociales y subdesarrollo, para detener en algún punto la enumeración de males de la Latinoamérica tradicionalmente capitalista que trata de encontrar una salida en el socialismo.

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